Las 'amistades peligrosas' de Rosell

Sandro Rosell volvió a la Ciutat de la Justícia este martes

Sandro Rosell volvió a la Ciutat de la Justícia este martes / sport

Toni Frieros

Toni Frieros

Desde su ‘tocata y fuga’ como presidente del FC Barcelona, acaecida el 23 de enero de 2014, Sandro Rosell no había dicho “esta boca es mía”. Sólo se había dejado ver, por obligación, en los funerales de Tito Vilanova y Johan Cruyff, a la hora de ir a votar... y en la Audiencia Nacional declarando por el ‘caso Neymar’. Amigos suyos personales explican que Rosell está muy dolido con el entorno barcelonista y con una amplia mayoría de medios de comunicación. Se siente injustamente maltratado y poco reconocido. Hubiera sido muy interesante, por lo tanto, que, de haber tenido tiempo e inspiración, escribiera la segunda edición de su famoso libro ‘Bienvenido al mundo real’, que publicó cuando dimitió como vicepresidente deportivo con Joan Laporta en 2005 explicando los entresijos de aquella experiencia.

Dado que poco, o nada, se sabía de Rosell, nos hemos tenido que conformar con las noticias que nos han llegado a cuentagotas. Y no son nada reconfortantes, la verdad. La cadena SER y el diario ARA informaron recientemente que las autoridades judiciales estadounidenses solicitaron a sus colegas españoles información de Rosell. Una investigación que ha provocado su detención en el marco de una operación contra el blanqueo de capitales.

También son preocupantes las conclusiones de la Comisión Parlamentaria de Investigación del Senado Federal de Brasil, publicadas el pasado mes de noviembre y firmadas, entre otros, por el exjugador y ahora parlamentario Romario. Después de obtener legalmente todos los movimientos bancarios de los tres últimos presidentes de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Texeira, José María Marín y Marco Polo del Nero, se les acusa de “organización criminal, lavado de dinero y administración desleal”. 

Siguiendo el curso del dinero ingresado en las cuentas de Teixeira llamaron poderosamente la atención los 3,6 millones de dólares que Sandro Rosell ingresó, en diferentes tramos, en las cuentas de su amigo y en las de sus hijos, Antonia y Roberto. Lo hizo en diferentes días de junio de 2011, cuando Rosell era presidente del FC Barcelona. ¿Algo qué decir? El Banco Central de Brasil concluyó que “las cuentas muestran que no son el resultado de las actividades normales de un negocio. Son movimientos de recursos incompatibles con el patrimonio, actividad económica u ocupación profesional del cliente”.

Rosell trabó una íntima amistad con Texeira cuando, siendo representante de Nike en Brasil, firmó con la CBF un multimillonario contrato de patrocinio. Fue el padrino en sus segundas nupcias y también de su hija pequeña. Rosell dejó de viajar a Brasil en cuanto Texeira abandonó la CBF para irse a vivir a Miami, acusado de corrupción. Los negocios privados entre los dos han sido numerosos, como los derechos que la empresa de Rosell obtuvo para organizar los partidos amistosos de Brasil. En la CBF no consta que se abriera un concurso público para obtener esa bicoca.

Teixeira tuvo que devolver a la FIFA los millones de dólares que cobró de sobornos de la empresa ISL para no ir a juicio, y seguramente a la cárcel, en Suiza (Informe Hildebrand). El dinero devuelto salió de una cuenta de Andorra, país donde intentó obtener el permiso de residencia sin conseguirlo. Todas esas gestiones las hizo una gestoría andorrana de la que Rosell era socio junto a Joan Besolí. Teixeira ha sido uno de los mayores corruptos en la historia del fútbol. Demostrado está. Que sea íntimo amigo de Rosell pertenece a su vida privada, aunque le haya ayudado a hacerse millonario.