La justicia señala a los culpables

Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, durante una asamblea general de compromisarios

Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, durante una asamblea general de compromisarios / JOAN IGNASI PAREDES

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

La Acción de Responsabilidad fue presentada al socio en 2010 como “la decisión social más importante en la historia del club”, en palabras de su máximo impulsor, Sandro Rosell. Con tal afirmación, el expresidente convertía su iniciativa en uno de los ejes centrales del mandato.

Cuando Bartomeu heredó su cargo, la guerra judicial abierta contra la junta de Joan Laporta formaba parte de la herencia. Un legado que hizo suyo cuando decidió llegar hasta el final. Cualquier otra postura habría contradicho la trascendencia que vendieron al impusarla. Siete años más tarde, el socio ha descubierto que aquella ‘histórica’ decisión era solo un bumerán lanzado para abatir al enemigo. El proyectil no ha alcanzado su objetivo y, en cambio, ha regresado con fuerza golpeando a quienes lo usaron solo para saciar su sed de venganza. La justicia ha sentenciado que no había razones para iniciar lo que ha sido una guerra de clanes disfrazada de interés social. Se usó al club y a sus socios para satisfacer fobias personales y eso deslegitima absolutamente a quienes así obraron. La justicia no solo ha dado la razón a Laporta y a sus directivos, también sitúa en una posición muy incómoda a la actual junta. Objetivamente, sin entrar en razones éticas y morales, han fracasado en su intento de convertir la Acción de Responsabilidad en “la decisión social más importante en la historia del club”. La justicia ha señalado a los verdaderos irresponsables.