Justa duodécima, que señala al Barça

Cristiano, con la Champions League

Cristiano, con la Champions League / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

El Madrid fue el justo ganador de su duodécima Champions. El equipo de Zidane fue a buscar el partido en el momento crítico en el que se deciden los partidos, justo en el instante en que se hundió estrepitosamente la Juve, un conjunto que en la segunda parte mostró todas las debilidades que no le habíamos visto en todo el campeonato. El Real Madrid sufrió en la primera parte pero tras el descanso avasalló sin piedad al equipo de Allegri, y demostró que su principal virtud es una pegada descomunal contra la cual este año nadie ha encontrado el antídoto. Zidane entra en la historia de la Champions al lograr que su equipo sea el primero en lograr dos títulos seguidos, una proeza que ha sido posible esencialmente por su excelente gestión de las estrellas, como demuestra el efectivo cambio de rol de Cristiano y de la segunda línea, como demuestra el último gol de Marco Asensio, un jugador que si hoy triunfa en el Madrid es porque el Barça lo dejó escapar incomprensiblemente cuando ya lo tenía fichado por solo tres millones de euros.

La victoria del Madrid deja en mal lugar al Barça, porque su última Copa se ensombrece ante el doblete incontestable de los blancos. Y sobre todo porque en la era de Messi, es decir, cuando el club blaugrana ha contado en sus filas con el mejor jugador de fútbol de la historia, el Madrid ha conquistado solo una Champions menos que Leo. Con el agravante de que los tres títulos blancos se han conseguido en los últimos cuatro años, síntoma inequívoco de la pérdida de competitivad culé en esta competición en los últimos años. La duodécima Champions del Madrid señala al Barça y le obliga a reconstruirse con urgencia, de la mano de un Ernesto Valverde que deberá actuar con rapidez y precisión para conseguir destronar al Madrid de su nuevo reinado europeo. Porque de la misma manera que en los últimos años el Barça ha sido hegemónico en la Liga, el Madrid lo ha sido en Europa. Toca corregir el rumbo y dejar de autoengañarse. 

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