Interpretar a Messi, ¿o manipularlo?

Leo Messi

Leo Messi / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Como era de prever, ya han emergido los primeros intentos de utilizar la no celebración del gol de Messi con propósitos inconfesables. En el Barça todos tenemos tendencia a sacar punta de cualquier detalle, todos sin excepción, pero una cosa es estirar las interpretaciones y otra muy distinta manipularlas. Quedó claro que Messi no celebró el gol, y quedó todavía más diáfano que la ausencia de celebración fue deliberada: él mismo no hizo ningún esfuerzo por ocultar un gesto, que quedó evidente. Que Messi no celebró el gol no era ni siquiera interpretable. Era sencillamente la verdad. Ahora bien: lo que ya forma parte del puro terreno de la especulación, o de la posverdad barcelonista, son los motivos que lo llevaron a no celebrarlo, algo sobre lo que el jugador todavía no se ha pronunciado, y es de prever que, tal como es él, no lo haga nunca y el gesto se sume a la lista de misterios que envuelven al genio blaugrana. Por eso sorprende la cantidad de gente que de repente ha encontrado una explicación, una sola, del motivo por el cual Messi no celebró el gol. Se ve que más de uno ha tenido una iluminación y que de repente resulta que Messi estaba enfadado con los pitos del Camp Nou. A este análisis sobrevenido no parece importarle que Messi hiciera la misma cara antes, durante y después del partido, y antes, durante, y después de los pitos, es decir,  que mucho antes que la grada pitara a André Gomes y antes incluso de que se pitara a Luis Enrique o a la Grada de animación animando a Luis Enrique (tampoco lo sabemos con certeza), Messi ya andaba cabizbajo, preocupado, cabreado, contrariado o enfadado, pongan el adjetivo que más les guste. Por eso es sospechoso que de repente haya caído del cielo una gran e irrefutable certeza, según la cual Messi se cabreó con los pitos del Camp Nou, una teoría nada inocente que insinúa nada más y nada menos que un disgusto del crack azulgrana con su propia afición, algo que, esto sí, es sencillamente inadmisible. Porque no deja de ser sorprendente que algunos de los que claman por la unidad del barcelonismo curiosamente no tengan reparos en agrietar esta unidad por su punto más sensible y sugieran un enfrentamiento de Messi con su propia gente. Algo que por cierto no conseguirán, puesto que si hay una cosa inquebrantable es precisamente la relación del jugador argentino con el público que lo ha visto crecer y llegar a lo más alto. Si quieren interpeten, pero no manipulen.