A Iniesta rogando y con el mazo dando

Andrés Iniesta, capitán del FC Barcelona

Andrés Iniesta, capitán del FC Barcelona / EFE

Jordi Costa

Jordi Costa

Preocupado como anda el barcelonismo con la renovación de Messi, me inquieta casi en la misma medida que Luis Enrique diga que no hay otro futbolista del perfil de Andrés Iniesta. No porque tenga miedo que el genio de Fuentealbilla se vaya del Barça, sino porque estoy de acuerdo con el técnico: nadie se le parece.

Por eso, cuando Iniesta se lesiona sólo queda resignarse al vacío que deja, como sucedió en la segunda parte de Anoeta. Luis Enrique le mima, evitando que dispute más de tres partidos consecutivos, pero esta temporada ya van tres avisos en forma de lesión, suficientes para que el Barça se preocupe del futuro de su centro del campo.

Aun aceptando la falta de medios de talento e inteligencia puros, no sólo el Barça sino en general, no es menos cierto que la política blaugrana de selección de centrocampistas no ha hecho demasiado por perpetuar la especie y el estilo. 

Sirva el ejemplo del verano de 2014, cuando Luis Enrique prefirió a Rakitic por delante de Kroos. Visto con perspectiva, fichar al croata fue un acierto, pues su humildad y sentido táctico han equilibrado un centro del campo más exigido físicamente por el vértigo del tridente. Antes, el Barça no hizo ningún esfuerzo por retener a Thiago, llamado a tomar el relevo de Xavi e Iniesta. Al contrario: se consideró una buena operación los 25 millones de su traspaso al Bayern.

Por tanto, tan cierto es que no abundan los centrocampistas del llamado perfil Barça, más de posición que de recorrido, más de cerebro que de pierna, como que los movimientos del Barça en el mercado han ido en direcciones estrábicas a la hora de reforzar la medular.

Si Luis Enrique esperaba que Arda se pareciera a Iniesta, el resultado ha sido fallido a pesar de su partido en Eibar. La carísima apuesta por André Gomes, pura potencia, sólo se comprende si se busca un relevo para Rakitic. Y está por ver si Denis Suárez logrará parecerse a Iniesta. Mientras tanto, el Barça no ha contemplado fichajes como Pjanic o Nasri, más asimilables a su estilo, como en su día tampoco fue a por Modric.

La cuestión es que, a pesar de estar en un momento futbolístico espléndido, don Andrés va camino de los 33 años. Si en su día, Xavi se fue y con él una parte de cómo habíamos entendido el fútbol, es inquietante la perspectiva de un Barça también sin Iniesta y, por tanto, sin capacidad de pausa. El talento no se puede controlar pero sí la selección de perfiles de acuerdo con el fútbol que se desea practicar.