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Iniesta y Rafinha, dos claves para Luis Enrique

Iniesta y Rafinha, dos claves para Luis Enrique / sport

Xavi Torres

Xavi Torres

La victoria del Barcelona en el Madrid evidenció que, con más o menos gracia, los jugadores del Barça quieren volver a ganar la Liga. Eso, sí, la rabia exhibida en las dos celebraciones de los goles fueron toda una declaración de intenciones. Magnífica actitud. Al mismo tiempo, la actuación no despejó dudas futbolísticas ni decantó ningún debate hacia un lado u otro. ¿Será suficiente su fútbol para conseguir el objetivo?

Luis Enrique anda preocupado porque ve a sus futbolistas preocupados. Normal. Las derrotas generan dudas al mismo tiempo que las victorias, confianza. La historia de este equipo es tan extraordinaria que desconfiar provoca cierto dolor de barriga pero ya sabemos que el fútbol no tiene memoria. Estos jugadores son tan buenos que la alegría ha acompañado a su club más tiempo del que habitualmente marca la estadística, con datos sobre éxitos y ciclos deportivos que sobrepasan las cifras habituales. Y en eso está Luis Enrique, con más o menos gracia, intentando alargar la vida al campeón.

El 3-4-3 (sí, de acuerdo, sólo en ataque, con un 4-4-2 sin balón) del técnico asturiano para enfrentarse al Atlético es una excelente noticia. Porque, una vez más, con más o menos gracia, removió en el baúl de las esencias para encontrar la fórmula que le garantizara más posesión, más control con más gente por dentro, más dudas en el rival y una posición ideal para Messi. Se dio el resultado. Y pocas cosas más. Pero el resultado, sí, 1 a 2. Y el seguidor barcelonista espera que a partir del resultado crezca la confianza y regrese la mejor versión del equipo. Para mañana, contra el Sporting, ese es el objetivo.

El Barça estuvo bien sin balón pero solamente sobrevivió con él. Estuvo poco delicado en el pase (389 correctos, de 600 dados), elemento imprescindible siempre y, especialmente, en un planteamiento como el de Madrid. Tener más gente y no tener el balón es como ser sin estar. Mala salida desde atrás y muy mal más adelante. Un reto para Busquets (¡12 pérdidas!) e Iniesta. El gol de Messi no debería esconder sus apenas 43 intervenciones. Todo acabó bien pero el argentino empieza a desesperarse. Alerta. Otro objetivo colectivo. Y un tercero. Porque cuando Sergio, Iniesta y Messi no conectan, Luis Suárez se hace invisible. Tercer partido consecutivo sin ningún chut del uruguayo entre los tres palos.

El Barça del oficio, la competitividad, la seriedad, el de las áreas, el del sufrimiento, la fe y buena actitud es real. Hace falta que regrese el del imaginario. Día a día. Reto a reto.  Porque es bueno recordar que el camino más corto para ganar es el de jugar bien al fútbol.

MOMENTO NEYMAR

Es el futbolista del momento. El único que se salvó en París (con el permiso de Ter Stegen) y en el Camp Nou ante el Leganés. Y el mejor en el Calderón. No solamente por la actitud sino también por su fútbol. Por su valentía. Por su personalidad.

El estirón de orejas de no hace mucho en el seno del vestuario ha centrado sus comportamientos. Para el equipo es una bendición su permanente aparición por fuera. Ante las dificultades colectivas para darle el balón a Messi -ya siempre juega centrado, muy vigilado, permanentemente rodeado- se ofrece siempre, da luz al pase del compañero, es valiente en los retos individuales y tiene un altísimo porcentaje de acierto en el desborde. Su estado de forma -con más intervenciones por partido que el propio Leo- está soportando muchos handicaps corporativos.

Sin balón, más de lo mismo. Su predisposición para convertirse en el cuarto centrocampista para defender la banda izquierda exhibe una madurez táctica esencial para el equipo. Y personal. Porque acepta el reto de correr hacia atrás por Messi y de ser lo suficientemente inteligente para no morir en el intento de seguir siendo Neymar con el balón en los pies.