Un homenaje más que merecido

Jordi Cruyff departiendo con Txiki Begiristain en un momento del homenaje al Dream Team

Jordi Cruyff departiendo con Txiki Begiristain en un momento del homenaje al Dream Team / Ignasi Paredes

Francesc de Haro

Francesc de Haro

Las personas que tuvimos la inmensa suerte de estar en Wembley el 20 de mayo de 1992 nunca olvidaremos esa fecha, nunca olvidaremos que hicimos ese día, durante esas horas. Los más de 25.000 aficionados que se desplazaron a Londres y los enviados especiales que cubrimos la información siempre supimos que se estaba escribiendo una página grande en la historia de la entidad. Quizá la más grande hasta ese día, aunque antes se habían vivido otras muy importantes.

Y sin querer desmerecer a nadie, sin olvidar el papel de los jugadores, Cruyff fue el artífice de todo. El holandés le dio un nuevo impulso a la entidad, enterró el pesimismo del cerebro de los barcelonistas y les abrió la puerta al ver el lado positivo de las cosas. Espectáculo y título al margen, ese es -a mi entender- el legado eterno que ha dejado el holandés en la historia del Barcelona.

Y permítanme una lícencia, un recordatario. Para todos los enviados especiales en Londres, sin Ricard Maxenchs nuestro trabajo hubiera sido mucho más complicado. Nos facilitó las cosas y nos hizo sentir partícipes también del triunfo. Él también estará siempre en nuestro recuerdo.