...Y Guardiola se quedó en blanco

Las cifras del City de Guardiola

Las cifras del City de Guardiola / Infografía: MARC CREUS

Toni Frieros

Toni Frieros

El mundo del fútbol, muchas veces, es tan subjetivo como lo es pasar de la euforia a la decepción en función del resultado. Si ganas, todo vale. Si pierdes, nada sirve. La célebre frase de Cruyff, cuando afirmó aquello de que “yo quiero que mis equipos jueguen bien a fútbol porque así estaremos más cerca de ganar que de perder”, no ha sido siempre una filosofía respetada ni imitada. Hay muchos entrenadores, Mourinho, por ejemplo, para quienes el fin sí  justifica los medios... mientras ganes, claro. Conquistó una Champions League con el Inter haciendo un fútbol irritante, con Eto’o defendiendo como lateral en el Camp Nou.  

En el otro lado de la balanza tenemos a Pep Guardiola, respetado, admirado y recompensado por su innegociable apuesta por la posesión del balón, el juego por los extremos, el fútbol ofensivo y la búsqueda de la excelencia. Sí, me dirán ustedes, pero se ha quedado sin ganar un solo título en Inglaterra y ha sido eliminado en octavos de final de la Champions League.

El dato, además, hace daño si tenemos en cuenta que Mancini y Pellegrini, sus antecesores en el cargo, seguramente con peor plantilla, ganaron la Premier y, con el chileno en el banquillo, además, alcanzaron las semifinales europeas.

Es la primera vez que Pep Guardiola, como entrenador, se queda en blanco. Y precisamente la temporada que el Manchester City ha hecho la mayor inversión económica de su historia en reforzar la 

plantilla.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que Ferran Soriano y Txiki Begiristain no le otorgaron poder y mando al de Santpedor para que, cual mariscal de campo, arrasara a sus contrincantes a primeras de cambio y le proporcionara al City, de un día para otro,  las tardes de gloria que le dio al Barça y al Bayern Múnich. Entre otras muchas cosas porque en el Barça tenía unos futbolistas, en el Bayern otros y en el City debe competir en una Liga, la Premier, en la que hay seis equipos que pueden ser campeones. Una igualdad que, por otra parte, no existe en España ni en Alemania. 

Hay una verdad incuestionable: el City es el equipo que mejor juega a fútbol en Inglaterra y eso ya es un valor en sí mismo. Guardiola no cambiará su forma de entender este deporte porque conquiste un título más o menos. Llámenle romántico, o tonto, pero jamás renunciará a sus ideales como entrenador si para triunfar ha de imponer un estilo de juego barroco, sucio y defensivo.

Está en el City para construir un proyecto, para dotar al primer equipo, y a todo lo que viene detrás, de una filosofía de juego reconocida, admirada... y que sea capaz de tener éxito, por supuesto. Quizá no se lo creerán, pero el gran objetivo de Begiristain es poder nutrirse de su fútbol formativo. Lo que invierte el City en buscar talento y en formar jugadores es una barbaridad. 

Guardiola tiene todo el crédito que necesite. Y si llegado el momento viera que está en el camino equivocado, se irá con la música a otra parte. Mientras él crea en lo que hace y quienes le trajeron también, todos tranquilos.

No empecemos a afilar los lápices y dictar sentencias lapidarias porque aún recuerdo lo que dijeron y escribieron algunos cuando el FC Barcelona le dio la manija del primer equipo a un inexperto Guardiola. Tiempo al tiempo...