Ganar o llorar

Neymar, jugador del FC Barcelona

Neymar, jugador del FC Barcelona / Javi Ferrandiz

Xavi Torres

Xavi Torres

La diferencia entre los futbolistas del Barcelona/Real Madrid y los del resto de los equipos de la Liga, además del talento, reside en la mentalidad, en su capacidad para soportar la presión de la obligación a ganar cada día, cada partido, cada competición. Futbolistas extraordinarios han sucumbido a este desgaste que ha provocado su salida del club.

El Barça ganó en Las Palmas por 1 a 4 y el Real Madrid al Sevilla, en el Bernabéu, con el mismo marcador. Ambos vivieron partidos donde el componente psicológico adquirió, a menudo, más importancia que el futbolístico. Y en este aspecto se observa quien se está jugando la vida y quien transita con las ganas de finalizar el ejercicio. En Madrid, los de Zidane creyeron cerrar el partido en 23 minutos; en el Insular, los de Luis Enrique, en 27. Los dos aspirantes al título estuvieron concentrados hasta el punto de que Nacho marcó un gol de falta demostrando estar metido en el partido con los cinco sentidos mientras su rival se paseaba por la Castellana, y en Gran Canaria, Suárez y Neymar sonrojaban la defensa en linea de Quique Setién con dos jugadas inteligentes (y una genialidad de Busquets).Sin embargo, con el marcador (aparentemente) cerrado Barça y Madrid empezaron a pensar en el siguiente partido. Y así llegaron los goles de Jovetic y Bigas. Y automáticamente sonó el despertador. El Real Madrid volvió a correr y Ronaldo y Kroos golearon de la misma manera que lo hizo Neymar en dos ocasiones. 4-1 y 1-4.

A pesar de rondar los 60 partidos, el Barcelona y el Madrid no tienen problemas de piernas (más allá de los jugadores lesionados). Una vez más, la cabeza manda y el premio de la Liga es tan imperial que no existe cansancio alguno que pueda justificar un mal resultado. El maestro Laureano Ruiz, ante la imagen de unos futbolistas exhaustos tras el esfuerzo de un ejercicio en el entrenamiento, lanzaba el siguiente reto: “¿Qué pasaría si ahora mismo entrara en el campo un perro-lobo corriendo hacia ustedes? ¿Se quedarían quietos o saldrían corriendo al esprint? Está claro, ¿no? ¡Pues eso! ¡Seguimos entrenando!”. 

Sirva el ejemplo para entender la situación. Y más a estas alturas de la temporada. Así que cuidar los detalles para que no aparezca cualquier accidente que pueda alterar el normal desarrollo de los factores emocionales es absolutamente imprescindible. Por ejemplo, no ser intenso. O no jugar concentrado. O no ceder ante un gol en contra. O no... tantas cosas que acaban decidiendo un partido. Los equipos que no se juegan nada (o casi) no tienen jamás el mismo nivel de motivación que uno que se juega la vida, tanto para ganar un título como para no perder la categoría (en esta jornada, ninguno de los tres equipos que luchaban para evitar el descenso han perdido: Leganés y Deportivo se han salvado empatando en campos complicadísimos y el Sporting bajó aún ganando lejos del Molinón).

Ganar o llorar. Ni maletines ni rivales. El premio vale la pena. ¿Se va a equivocar alguien?