Fracaso, frustración y dimisiones

Robert

Robert acompañó a Paulinho en su presentación / Joan Ignasi Paredes

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Confirmado y demostrado. La gestión deportiva del Barça este verano ha sido calamitosa. La plantilla queda coja de refuerzos. Anoche, el cierre del mercado de fichajes fue otra decepción. Ni Coutinho, ni Di María, nada de nada. Fracaso y frustración. No saben comprar ni vender. Arda Turan y André Gomes se los tienen que comer con patatas. El ridículo que han hecho los ejecutivos del fútbol merece ceses y dimisiones. Es hora de que Bartomeu coja el toro por los cuernos y tome decisiones de una vez. No basta con una sola. Robert Fernández no es el único culpable. Hay una inflación de cargos con manifiesta incompetencia. Ni tienen las ideas claras, ni saben del negocio, ni se hacen respetar. Liverpool, PSG y Borussia les han tomado el pelo, les han quitado a Neymar y les han sacado la pasta.

Visto lo visto, no queda otra opción que ser críticos. El club ha entrado a nivel de despachos en una dinámica negativa peligrosa. Hasta un barcelonista de pura cepa como Xavi Hernández comenta que se han dormido, que no fichan bien. Es la sensación que tiene el socio, las cosas se podían haber hecho mucho mejor. La directiva está desaparecida, el presidente se siente solo y en ocasiones mal acompañado. Si fuéramos mal pensados diríamos que algunos parecen trabajar para la moción de censura de Benedito. Le han fallado los amigos, no le han funcionado los ejecutivos. El club necesita hacer autocrítica para no volver a cometer los mismos errores. Valverde no tiene la plantilla que esperaba y le habían prometido. Messi contempla con tristeza cómo el equipo no es mejor que el de la pasada campaña. 

Por primera vez se han cambiado los papeles en el mercado. El Barça fue comprador (Dembélé, Paulinho, Semedo y Deulofeu) y el Madrid vendedor (Morata, Danilo y Mariano). Los blancos se dedicaron a traspasar jugadores para hacer caja, 130 millones, mientras que los blaugranas gastaban los 222 millones de Neymar para recuperar el potencial perdido. Florentino se ha olvidado de los galácticos que tantas decepciones le dieron para apostar por la cantera nacional con Marco Asensio e Isco como abanderados. Bartomeu, después de unos años de vino y rosas, se ha dado cuenta de que el equipo se hacía mayor, perdía competividad y necesitaba savia nueva para no perder el tren del Madrid. En este período de tránsito y dudas, los fallos de planificación y los errores de gestión han sido manifiestos.

Bartomeu y su dispersa junta van a tener toda la temporada la espada de Damocles del marcador encima de sus cabezas. Es una amenaza para su futuro. El nivel de exigencia está directamente relacionado con el potencial de tu máximo rival, un Madrid que ha ganado tres Champions en las últimas cuatro temporadas. O consigues dar la vuelta a la tortilla y parar los pies al equipo de Zidane, o puedes estar condenado al papel de comparsa. A partir de hoy, una vez cerrado el plazo de fichajes, toda la responsabilidad y protagonismo recae en el entrenador. Valverde tiene un gran reto por delante, conseguir hacer un equipo campeón alrededor del mejor jugador del mundo con los mimbres que le han dado. Un gran desafío.