La forma y el fondo de Valverde

Ernesto Valverde, entrenador del FC Barcelona

Ernesto Valverde, entrenador del FC Barcelona / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

Si el Barça gana al Olympiacos, prácticamente habrá comprado su pase a los octavos de final de la Champions. Y asegurar esto a mediados de octubre es la mejor manera para algo tan importante como comprar tiempo. El proyecto de Valverde, que ha empezado muy bien, necesita justamente ganar semanas para asentar las ideas, poder hacer pruebas y facilitar las rotaciones. En la rueda de prensa anterior al partido, Valverde reafirmó una de las ideas que pueden marcar su primera temporada en el banquillo blaugrana: “Tenemos jugadores que, saliendo desde el banquillo, tienen la capacidad de dar un giro al partido”. Todavía es temprano para asegurarlo con rotundidad, pero ciertamente el equipo tiene más profundidad en el fondo de armario que los últimos años, o al menos el entrenador lo siente así, lo utiliza y sobre todo demuestra que cree en una plantilla más larga que el once de gala de siempre. La sensación es que Valverde gana a cada partido algún nuevo adepto para su causa: cuando jugadores como Aleix Vidal, André Gomes o Mascherano parece que ya no cuentan, salen en un partido de titulares y el entrenador consigue a la vez el efecto de darles confianza y de aumentar la competitividad en la plantilla. Por todo ello, el partido contra el campeón griego es cualquier cosa menos un trámite. En esta fase incipiente del proyecto, cada alineación, cada cambio y cada gesto del entrenador es una oportunidad para asentar su ideario y enviar recados al vestuario. La cita ante el Olympiacos es uno de esos encuentros ideales para que el entrenador lance mensajes de puertas adentro y siga con su pedagogía de reorientar un grupo al que le convenía sin duda la sacudida tranquila que está recibiendo. Porque no hay que confundir las formas amables y suaves de Valverde con su firmeza y solidez a la hora de aplicar sus ideas de fondo. Que el cambio que está implantando sea silencioso no quiere decir que no sea profundo.