El fondo de armario vuelve a ser un gran problema

Luis Enrique, en la rueda de prensa previa al Barça-Borussia

Luis Enrique, en la rueda de prensa previa al Barça-Borussia / sport

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

Luis Enrique quiso apagar ayer cualquier atisvo de alarmismo tras los últimos resultados del equipo. El técnico ya vivió en sus propias carnes un momento mucho más complicado en su primera temporada y sabe, por experiencia, que los baches siempre mejor pasarlos entre diciembre y enero porque, a partir de ahí, se juegan de verdad los títulos. Ese análisis tranquilizador del entrenador se basa en la fe ciega hacia el equipo. Está claro que el tridente volverá a enchufarlas y que el equipo recuperará la solvencia defensiva de los últimos años. Pero lo que ya no puede esconderse es que a Luis Enrique solo le queda aferrarse al equipo y no a toda la plantilla. Porque el fondo de armario no funciona y este sí que es un handicap para entender el empate del clásico y la diferencia que llevan los madridistas en la Liga.

¿Fichajes con recorrido? El Madrid ha apostado por la estabilidad, ya sea por necesidad económica o por filosofía. Este verano ficharon lo mínimo y decidieron dar cancha a futbolistas formados en la casa. Recuperaron a Morata, dieron galones a Lucas Vázquez y apostaron por Marco Asensio. El Barça, muy necesitado de mejorar la calidad de su banquillo, tiró de talonario con algunas apuestas realmente caras que, por ahora, no han cubierto las expectativas. Da la sensación de que el Madrid sí puede confiar en los suplentes, mientras que el Barça debe seguir echando mano de los mismos. Los que siempre sacan las castañas del fuego. Es evidente que hay que dar tiempo para que los futbolistas se asienten en el club azulgrana, pero también queda claro que incorporaciones como Arda Turan o Aleix Vidal han sido un fracaso rotundo. Las Ligas las ganan las estrellas, pero también los banquillos. Son muchas jornadas en un calendario draconiano como para que los suplentes no aporten. Y el Barça tiene ahí su cruz.