Feliz cumpledías, 'Txingurri'

Valverde está viviendo una luna de miel en sus cien días en el Barcelona

Valverde está viviendo una luna de miel en sus cien días en el Barcelona / EFE

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Ya son 100 días. Alguien le debió contar a Ernesto Valverde antes de fichar por el Barça o cuando sabían que iba a fichar por el Barça, que no lo hiciera, o que lo hiciera con un gran contrato, o que se buscará una válvula de escape, pues difícilmente iba a durar 100 días. Y no por la que está cayendo sobre Catalunya, que también. Tampoco por la guerra en la que los promotores del ‘procés’ han metido al ‘més que un club’, a quien acusan de ser débil, cobarde y estar poco comprometido por, en, entre, hacia, cabe, contra, de, desde la causa. Ni siquiera por la salida del traidor Neymar Júnior. Tampoco por la si/no renovación de Messi, que continúa sin hacerse la fotografía. De verdad que el tema ya huele y, al final, tendrán razón los que sospechan que está esperando saber qué acaba pariendo el señor Puigdemont para irse, o no, al City. Yo ya empiezo a sospecharlo. Vamos, estoy en mi derecho, pues tiempo ha habido para encontrar una fecha.

No, no, los que le sugirieron al oído a Valverde que no duraría 100 días son los mismos que le dijeron que dónde iba a estar mejor que en Bilbao, que en Lezama, que con sus gladiadores rojiblancos, esa muchachada que aceptaban sus órdenes sin rechistar y hacían todo lo que les pedía.

Pero, miren por donde, da la sensación de que Valverde, valiente él, inteligente él, motivado él, decidió venir a Barcelona cuando, en efecto, más necesitado estaba el ‘més que un club’ de alguien sensato, de alguien con criterio, de alguien que supiese, de verdad, qué es el fútbol, cómo se trabaja en un vestuario tan delicado como ese, repleto de multinacionales con patas y, sobre todo, que supiera cuál era la esencia, que no el ADN, de su juego.

Es cierto que los que le dijeron que no llegaría a los 100 días se lo repitieron después de que el Real Madrid pasase por encima del Barça en la doble final de la Supercopa. Ni siquiera, ellos, amigos, hasta colegas, vecinos, le concedieron los 100 días de rigor para repetirles la amenaza, perdón, la recomendación. Ahora, le felicitan por haber aguantado y, como muchos, demasiados, críticos y periodistas de esta amada ciudad, capital del desencanto, el desconcierto y escenario de millones de grupos de whatsapps destruidos, rotos, enemistados, aún no se creen que estemos en camino de un gran Barça.

Ya saben, que si el calendario ha sido demasiado sencillo, fácil, accesible; que si muchos partidos han empezando ganando con autogol; que si no acaban de encontrar (¡caray! como si fuese sencillo) la solución, la alternativa, el recambio para el traidor Neymar; que si todo dependerá de los fichajes del mercado invernal; que si ya han dejado de jugar bonito; que si han dejado de jugar al tiqui-taca (¡pobre Luis Enrique cómo le amargaron la existencia con esa cantinela!); que si veremos cómo se comportan cuando lleguen los grandes duelos (jugaron en el nuevo estadio del Atlético, pero ‘solo’ se empató; se goleó a la Juve, pero tenía muchas bajas; se mantiene como líder destacado de la Liga, pero ha fallado el Real Madrid y esto solo hace que empezar...); que si, que si, que si...

Se diría que a muchos les ha sabido mal que Ernesto Valverde llegase a los 100 partidos y, encima, no solo haya ido mejorando las prestaciones de su equipo, sino que ha demostrado ser un lince, vivo y listo en las conferencias de prensa (lo que, ciertamente, no era muy complicado conocido el precedente protagonizado por ‘Lucho’), gestionar con mano izquierda todas las multinacionales de las catacumbas del Camp Nou, ejercer de entrenador en las rotaciones e, incluso, en los cambios a lo largo de los partidos con criterio y sabiduría y, sobre todo, poner de acuerdo a millones de culés que lo ven como un gran entrenador que sabe lo que hace. Ganar, amigos, no depende del entrenador, pero eso es más viejo que el fútbol y, como diría el presentador de televisión sobre el que más chanzas se hacen, “de esto no se habla, esto no interesa”.

Así que da la sensación, sí, de que aunque Catalunya está (o casi) intervenida, el Barça se tambalea, Bartomeu y los suyos viven perennemente en la cuerda floja y Messi continúa sin hacerse la foto, Valverde es lo más sólido que ha habido en el Camp Nou en mucho tiempo. Gracias por no haber hecho caso a aquellos que te decían que no vinieses porque durarías 100 días. O menos.

PD: Solo un apunte. La ‘vacas sagradas’ de España, perdón, de la selección (Sergio Ramos, Gerard Piqué y Sergio Busquets) están como ‘motos’ porque se han cargado a la directora de España, perdón, de ‘la Roja’ la ‘conseguidora’. Han pedido elecciones porque, como están acostumbrados a que se haga (en todas partes) lo que ellos quieren, se van a enterar. Dicen.