Felices los 4

Vaya por delante que de la letra de la canción de Maluma sólo me quedo con el título, que me va de cine para el artículo. El resto, al cesto. Dicho esto, felices con los cuatro goles del mejor jugador del mundo, los seis que le marcó el Barça al Eibar y los siete puntos que, en el momento de escribir estas líneas, separan al equipo azulgrana del Real Madrid.

La Santísima Trinidad que formaba la MSN ha sufrido un par de cambios y ha sumado un cuarto integrante que se llama Ernesto Valverde. Este nombre propio merece acompañar a Messi por méritos propios, algo que a Leo no molesta en absoluto. Mientras Neymar pelea por su corona en el PSG, alterándole la tensión a Unai Emery y al jeque/país que le paga, en el FC Barcelona reciben el revés de la baja de Dembelé con una goleada de autoestima. Los galones que se estaba trabajando el chaval para formar parte del tridente resulta que, fuera de toda previsión, han ido a parar a Paulinho. El denostado, el criticado, el bromeado, el vilipendiado jugador brasileño, capitán de la selección de Brasil, se ha metido a la afición en el bolsillo. Es uno de esos casos curiosos, emocionales y empáticos que ocurren a veces en el fútbol y que han confluido en el caso del centrocampista. 

Felices los 4. Aunque a Luis Suárez le falte tono y acierto. Pero sigue siendo el mejor 9 del mundo. De Messi, poco más podemos escribir. Agotados los calificativos, asumiendo que estamos ante un genio irrepetible, somos felices millones de seres humanos a los que nos apasiona este deporte rey gracias a él, monarca absoluto del tema. Da igual que juegue a las diez de la noche o a la una de la tarde. Da igual que esté convulso el entorno o se viva en franca placidez. Da igual. Y a él, casi siempre inmutable, parece que también. Él se lo guisa y él se lo come, sí, pero sabe que no juega solo. Apadrina, agrupa y alía. A su lado, un Valverde valiente que introdujo seis cambios en el ‘once’ y lleva 

un pleno en lo que va de Liga. Felices los 4 y bastantes más.