EN LA ORILLA

Febrero no es un indicador preciso

A día de hoy parece que el equipo de Luis Enrique está por encima del resto

A día de hoy parece que el equipo de Luis Enrique está por encima del resto / sport

Martí Perarnau

El magnífico analista británico Michael Cox estudiaba hace unos días las fortalezas y debilidades del Chelsea en su aspiración por hacerse con la Champions. Leyendo dicho informe, muy bien documentado, pensé qué ocurriría si la final se jugara ahora. Mi respuesta es que Barça y Chelsea serían los máximos candidatos a disputarla, vistos sus respectivos estados de forma. Otros lo habrían sido en otros momentos de la temporada: por ejemplo, el Real Madrid en noviembre y diciembre pasados; quizás el Bayern en octubre. Pero hoy, los equipos de Luis Enrique y Mourinho parecen estar por encima del resto. ¿De qué sirve eso si la verdadera final se disputará el 6 de junio? ¿Qué nos dice la historia reciente? 

Entre enero y marzo de 2012, el Chelsea de Di Matteo lucía mal color: 0-0 contra el Norwich, 1-1 ante el Swansea y dolorosas derrotas frente a Everton o West Bromwich Albion, preludio del sexto puesto final que obtendría en la Premier League. En Champions, derrota en Nápoles por 3-1 y remontada épica en la prórroga de la vuelta de octavos. Nada hacía prever que aquél Chelsea se proclamaría campeón de Europa meses más tarde en los penaltis del Allianz Arena en una final que perdía a los 88 minutos.

Mejor le iban las cosas al Bayern en el mismo período de 2013 en la que conquistaría el triplete, pero algunos resultados ligueros se saldaban con victorias tan ajustadas (ante Hoffenheim, Leverkusen o el modesto Fortuna Düsseldorf, que descendería) que no podía imaginarse la contundencia con que derrotaría al Barça en la semifinal europea. En octavos, el Arsenal le venció en Múnich por 0-2 y el equipo de Heynckes solo alcanzó los cuartos gracias al valor doble del gol visitante.

El Madrid apabullaba al Schalke en febrero de 2014, aunque cedía en casa ante el Barça y también en Sevilla para concluir tercero en la Liga, pero conquistar una Champions que perdía en el minuto 93.

Febrero no acostumbra a ser un indicador preciso de lo que ocurre en las finales.