A falta de Messi, Suárez

Suárez marcó en Granada

Suárez marcó en Granada / sport

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Tal y como estaba previsto, la Liga volverá a ser cosa de dos. De los dos de siempre. O casi siempre. El Sevilla de Jorge Sampaoli, que ha pasado de ser el entrenador preferido del mundo a casi no saber si seguirá en el Sánchez Pizjuán, se ha hundido y está ya a ocho puntos del Barça y a 10 del Real Madrid. Como el Atlético del ‘Cholo’ Simeone, que continúa con su gran campaña, persiguiendo su eterno sueño de la Champions y tratando de asegurarse la tercera plaza europea. Todo lo demás está casi finiquitado.

Abril será, sin duda, el mes decisivo. Nueve partidos en 25 días dan para mucho, dan para todo. Y el Barça, aunque empezó el primer domingo de abril con susto, con susto mayúsculo (menuda pifia el 1-1 nada más arrancar la segunda parte en Granada), terminó consiguiendo una goleada y, lo que es más importante, recuperando a algunos jugadores que parecían en crisis, especialmente ese estupendo, ahora sí, Rakitic (tres goles en los últimos cinco encuentros), que convierte ¡ya! el centro del campo de siempre, visto que Busquets ya es Busquets y don Andrés el señor Iniesta, en la mejor arma para construir el mejor equipo en el primero de los meses decisivos de la temporada. Eso sí, Luis Enrique pudo, incluso, ganar este primer duelo sin Messi y dando descanso al follonero Piqué, al portentoso Umtiti y viendo cómo goleaba su ‘amigo’ Alcácer, pero no tuvo más remedio que echar mano de Iniesta para recuperar el mando del partido. Suerte tuvieron los azulgranas de que Luis Suárez fue el capitán hasta que llegó Neymar, que solo despertó al final del partido. Suárez estuvo portentoso en todas las facetas del juego, porque así es este guerrero del área: estrella un balón en el larguero, mete el primero, que, como ideó Samuel Eto’o, siempre es el más difícil y, luego, le regaló el segundo a Paco Alcácer. Ese es Suárez, el eterno gladiador, el caballero que se parte la cara por la camiseta que luce.

Es posible que los 18.650 espectadores que acudieron y casi llenaron el nuevo estadio de Los Cármenes (pagando entre 100 y 440 euros por una entrada), supiesen que el partido iba a acabar con victoria azulgrana. Normal. Y es que su batalla, su guerra, no es esa, es la del miércoles, en Riazor, frente al Deportivo. Por eso muchos se resignaron. Por eso muchos creyeron que mejor caer ante el Barça y ganar en La Coruña. Porque, en efecto, la lucha por salvar la categoría acaba siendo más importante que la de ‘campeonar’.

Y es que, aunque el Madrid empezase a ganar al Alavés con un gol de Benzema, que estaba en fuera de juego (ya sabemos cómo va esto), lo cierto es que el conjunto de Zidane, que no juega a nada y que, encima, empieza a ser pitado por su público, que cree que los valores deportivos del club de Florentino Pérez deberían de dar para un juego más brillante, se mantiene, a trancas y barrancas, como líder en solitario, pendiente del partido de Vigo, que veremos si se juega (es broma, o no). El partido acabó con ‘Ney’ logrando su tanto nº 100 como culé, el año en el que sus asistencias de gol superan a sus dianas.