El estilo del Barça y el jardín de Zidane

Zidane aportó casta

Zidane aportó casta / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Y se terminó el debate. El Barça hizo un gran encuentro y además ganó. El equipo se sometió esta semana a una profunda introspección sobre su modelo de juego tras el empate en el clásico, pero con Iniesta en el campo las polémicas toenen fecha de caducidad: con él, el Barça es el de toda la vida, sin variantes ni impurezas.  El conjunto azulgrana se plantó en El Sadar con el patrón de juego más clásico de todos: se limitó sencillamente a marear y desgastar al rival, metiéndole cada vez más atrás.

En la primera parte se mereció ir al descanso con tres goles de diferencia, y sin embargo se llegó con un empate, más fruto del azar que de la justicia. Hasta que Suárez rebentó la poca resistencia que le quedaba a Osasuna, y se desató el vendaval definitivo, que terminó en otra obra de arte de Messi. El secreto del Barça en El Sadar es que no tuvo secreto, es decir, que hizo lo de siempre, y volvió a jugar con esta naturalidad asombrosa que hace parecer fácil lo difícil.

El partido contra Osasuna sirve para algo recordar algo tan elemental como que este equipo todavía se acuerda de jugar al fútbol que él mismo inventó, sobretodo cuando juega Iniesta y se recuperan de golpe todos los automatismos. Al mismo tiempo, confirma que el debate sobre el estilo, aunque no guste a Luis Enrique, es necesario para recordarle al club cuál es su identidad. Es un debate que puede llegar a cansar por repetitivo, pero que es vital para la salud de su fútbol y para mantener un nivel alto de exigencia. En El Sadar volvió a demostrarse que no hay nada más resultadista que preservar el estilo. Es decir, cuando se juega bien se gana. No hay más secretos.

EL JARDIN DE ZIDANE. Mientras en el Barça se debate sobre el estilo, en el Madrid se resuelven los problemas a base de fe, suerte y Sergio Ramos, que volvió a aparecer como un milagro en el 92'. En la casa blanca el juego ya no interesa a nadie, ni siquiera a su entrenador. Resultadismo puro y duro que pondrá en evidencia las carencias del Madrid el día que la pelota no entre. Mientras tanto, la 'flor' de Zidane va camino de convertirse en el jardín botánico con más flores del fútbol contemporáneo.