Este es el GP del cambio. O debería serlo.

Chase Carey, en la presentación del GP de España de F1

Chase Carey, en la presentación del GP de España de F1 / Valentí Enrich

Josep Lluís Merlos

Josep Lluís Merlos

Felipe Massa se fue, y volvió al campeonato. Jenson Button también se despidió, y le han tenido que repescar como sustituto de Alonso en Mónaco. Hasta Roberto Merhi ha desempolvado para estos días su viejo mono de Campos Racing. No creemos que con Ecclestone suceda lo mismo, pero “en la F1 nunca se puede decir jamás”, recordó Carlos Sainz en su rueda de prensa del miércoles.

Este será el primer GP de España 'post-Bernie'. Como cantaba Miguel Ríos en una de sus canciones de principios de milenio: "Esta es la era del cambio, el futuro ya está aquí".

La presente edición de la carrera será la primera que se dispute bajo la atenta mirada de Liberty Media, que ha introducido algunos cambios que ya se hacen bien visibles este mismo fin de semana, como los números y nombres de los pilotos en mayor tamaño sobre las carrocerías. Pero no es sólo una cuestión estética o visual.

La cita de Montmeló tiene su contrato asegurado hasta 2019. Después, nadie sabe qué nos deparará el futuro. Ni en el Circuit, ni en la F1, ni casi en el mundo entero.

Pero el GP de este año es especial porque obedece a un golpe de timón, a un cambio de rumbo. Las velas de la nave catalana han recuperado cierta turgencia, sobre todo después del soplo de aire que representa la renovación de la subvención del Ayuntamiento de Barcelona –siete millones en tres años- hasta la conclusión del vigente campeonato. Luego, Dios –pero sobre todo las urnas- dirá.

Todo apunta a una entrada de lujo en Montmeló, casi como en los viejos tiempos, con una mejora sensible en la venta anticipada gracias al excelente trabajo del equipo de Vicenç Aguilera y Joan Fontseré.

Las cosas no salen solas, y detrás del éxito hay mucho trabajo, esfuerzo e imaginación, la que requería Chase Carey.

Los políticos tienen que jugar ahora su papel. Para evitar riesgos como la catastrófica gestión del Circuit en la época del tripartit, hay que hablar claro. A favor, o en contra. Casi todos lo han hecho, menos ERC cuyo posicionamiento sobre el Circuit es ambiguo. Sería su gran oportunidad de enmendar el desastre del pasado.