¡Entró, entró!

Luis Suárez, protestando en el Benito Villamarín

Luis Suárez, protestando en el Benito Villamarín / sport

Carme Barceló

Carme Barceló

Tempus fugit. Una ya suma casi 31 años en esta bendita profesión cuyo primer director -que nos dio a unas pocas la posibilidad de ejercer el periodismo deportivo en un mundo muy masculino- fue el inolvidable Juan José Castillo. Muchos le recuerdan por aquellas retransmisiones de tenis en las que su particular ojo de halcón nos indicaba si aquella pelota impulsada por la raqueta de Manolo Santana había entrado o no. Y, hete aquí, que me veo a mí misma reproduciendo el grito de guerra del entrañable ‘Jefe’ un domingo al mediodía viendo lo que ya se considera uno de los mayores escándalos de la historia del arbitraje y del fútbol español. Entró. Vaya si entró. Incluso el arquitecto de cabecera de ‘El Chiringuito de Jugones’ especificó la medida exacta del desastre, que ya es decir. La imagen dio la vuelta al mundo a lo largo de un día nefasto para este deporte mientras tomaba asiento en el palco del Bernabeu la ex abogada del Estado, Marta Silva. Ella también entró en la zona noble madridista, alias ‘La Cúpula’, como tantas otras jornadas. Vivió en directo los ‘pitos’ a Cristiano Ronaldo y a Benzema a la par que confirmaba con su presencia ese vínculo indestructible con una entidad de la que fue arte y parte durante unos cuantos años. Ella también entró en el juego y fue la impulsora de la condena de Leo Messi, que recibió junto a su padre Jorge una pena de 21 meses de cárcel por sus más y sus menos con Hacienda. Esa misma vara de medir no la utilizó la ocupante del asiento que se encuentra justo detrás del de Florentino Pérez para el caso de CR7. Ahí entró menos. De hecho, dejó el cargo en octubre, coincidiendo con el caso del portugués. Cosas de la vida. A día de hoy, la ex directiva del Real Madrid y ex abogada del Estado sigue las evoluciones del equipo de sus amores sin esconderse de nada ni de nadie y con tanta visibilidad como el desastre que se vivió el domingo en el Benito Villamarín. Ni una cosa ni otra me extrañan lo más mínimo. Tempus fugit, sí. Y ‘cosas vederes, amigo Sancho, que faran fablar las piedras’, también.