De Ducati a Ferrari hay algo más que 42 kilómetros

Vettel, a los mandos de su Ferrari

Vettel, a los mandos de su Ferrari / EFE

Josep Lluís Merlos

Josep Lluís Merlos

Como las natillas, que a mi me daban dos (y así estoy), este finde: doble ración de motor. Con Ducati y Ferrari. La una tiene a uno de sus pilotos con posibilidades de ganar el mundial de MotoGP. La otra tiene a uno de sus pilotos muy cerca de dejar escapar el (quinto) campeonato de F1, que ha tenido enormemente a su alcance.

Ducati no partía como favorita. Nunca lo hace. Y sin embargo, gracias a la confianza que ha ido ganando Andrea Dovizioso a lo largo de la temporada y, sobretodo, a la rápida adaptación de su moto al caprichoso y complicado comportamiento de los neumáticos, ahí está. Con cinco victorias y a solo 11 puntos del líder, cuando únicamente faltan tres carreras para el final del certamen.

Ferrari sorprendió a todos en la pre-temporada, y las ilusiones que desató entre sus seguidores se confirmaron con los resultados de Sebastian Vettel en las primeras carreras. Con cuatro victorias, llegó a comandar con un margen considerable sobre el actual líder, Lewis Hamilton, antes que la falta de fiabilidad del coche apareciera en las pruebas asiáticas.

Dovizioso aprovecha todo lo que le brinda su GP17. Vettel lucha para compensar lo que le impide su SF70H.

Italia, pasión, rojo, patrocinadores, presupuesto y urgencias históricas. Son los denominadores comunes de ambos equipos con tantas necesidades análogas.

Modestia y prepotencia. Orientación y zozobras. Tranquilidad y nerviosismo. Estabilidad y cambios Son algunas de las diferencias.

De menos a más. De más a menos. En Ducati llevan muy bien el necesario tiempo de adaptación de Jorge Lorenzo a una moto tan esquizofrénica como la suya. En Ferrari la paranoia vuelve a apoderarse de ellos cuando, después de hacer un coche muy rápido, ahora –cuando debe dar el do de pecho- falla y se rompe.

Los pilotos de ambos equipos son muy buenos, y un ejemplo de profesionalidad. Vettel habla maravillas de Raikkonen, y Lorenzo aplaude la campaña de Dovi.

Los gestores del equipo de motos están renovados de por vida. Los de la de coches parecen próximos a ser sustituidos por enésima vez. Entonces, ¿qué falla aquí?