El dilema de Florentino

Florentino Pérez, durante el acto de proclamación

Florentino Pérez, durante el acto de proclamación / AFP

Jordi Costa

Jordi Costa

El tour mediático que ha realizado Florentino Pérez por medios afines perseguía un único objetivo: si Cristiano Ronaldo no se sentía suficientemente protegido por su club ante la denuncia por fraude fiscal, el mandamás blanco salió a defender a capa y espada la inocencia del portugués. Cristiano ya no puede decir que su club no le ha defendido como el Barça hizo con Messi en idénticas circunstancias, pero habrá que ver si es suficiente para que se le pase el berrinche.

Si se confirma la intención de Cristiano Ronaldo de marcharse, hay quien dice en Madrid que a Florentino no le supondría un gran contratiempo. Por un lado, siempre se ha dicho que Cristiano nunca fue santo de la devoción del presidente, porque no fue un fichaje suyo sinó de su antecesor, Ramón Calderón, a diferencia de Zidane, Benzema o Bale.

Además, está la teoría del negocio galáctico, según la cual vender a Cristiano -jamás por debajo de los 100 millones que costó-, más los traspasos de James y Morata, arrojaría unos ingresos aproximados de 250 millones. Y no les digo nada si también repatrian a Bale, que inexplicablemente sigue teniendo mercado en la riquísima Premier League. Con todo ese dinero, el Madrid no solo podría comprar a Mbappé, el sueño húmedo de Florentino, sinó también a Dybala o a quien se le antojara. Y en eso está, según las encuestas, buena parte del madridismo, que ya silbaba a Ronaldo incluso antes de amenazar con su salida.

Pero, una vez dibujadas las teorías, hay que acudir a la realidad tozuda del fútbol. Y esa dice que Cristiano promedia 50 goles por temporada en sus ocho cursos como jugador blanco. Una auténtica burrada, solo al alcance de otro monstruo como Messi. Es probable que ni siquiera sumando los goles de Benzema, Morata y Mbappé llegaran a cifras tan estratosféricas, y eso sin contar los momentos decisivos en qué Ronaldo ha salido al rescate de su equipo.

Es verdad que Cristiano ya tiene 32 años y que venderle por más de lo que costó con todo lo que ha dado al Madrid es el sueño de cualquier gestor, si además lo puedes cambiar por un cromo nuevo. Pero ahora que ya ha finalizado su reciclaje hacia el rol de rematador puro, vaya usted a saber cuántos años más de carrera le pueden quedar. ¿De verdad es tan buen negocio venderle? A mí no me lo parece. Y juraría que a Zidane, tampoco. Por si acaso, Florentino se ha apresurado a hacerle cuatro arrumacos mediáticos. Pero en cuanto llegue una oferta, el dilema estará sobre su mesa.