El destino que el Barça merece

Luis Enrique, en la rueda de prensa

Luis Enrique, en la rueda de prensa / AFP

Maite Antón

Maite Antón

  Luis Enrique apeló al “todo puede pasar”. Al nunca se sabe. Esa frase recurrente que a todos nos han repetido hasta la saciedad a lo largo de nuestra vida cuando lo que deseábamos no dependía solo de nosotros. Es lo que tiene poner el destino en manos de otros, que al final solo te queda recurrir a la fe, a intentar ver el vaso medio lleno y a tirar de optimismo aunque la lógica te diga que tienes más opciones de perder que de ganar. El Barça se ha especializado esta temporada en recurrir a la épica. Le funcionó en la inolvidable remontada contra el PSG, pero sufrió un baño de realismo ante la Juventus. Hoy es uno de esos días ‘D’ en los que el barcelonismo se puede permitir soñar durante 90 minutos. En confiar en que el Sevilla sea el verdugo del Real Madrid. ¿Cómo lo ven?

Hay que seguir creyendo hasta el final, no queda otra, pero es inevitable seguir maldiciendo las derrotas inaceptables en Málaga y en La Coruña. Si al final no se gana la Liga, el Barça habrá sido víctima de sus propios errores. No sirve de nada ganar en el Bernabéu si has cedido ante rivales más asequibles. Andrés Iniesta lo reconoció y se lamentó por esos dos graves errores, mientras que Lucho tiró ayer de sus habituales y cansinas respuestas para no recordar una vez más dos fallos que fueron imperdonables. “No estoy aquí para valorar declaraciones de nadie”, espetó. Es cierto que tampoco vale la pena ahora obsesionarse con el pasado, pero es obvio que esas derrotas siguen grabadas en la mente de los culés. Y eso rebaja inevitablemente las dosis de optimismo desbordado para conformarte con un optimismo realista. Soñar con la Liga, por supuesto, pero si no se consigue también habrá que asumir con todas las consecuencias que se falló cuando no estaba permitido hacerlo. Albert Einstein dijo: “Tendremos el destino que nos merecemos”. Hoy, por el momento, nos aferraremos al “todo puede pasar”.