La 'cuestión Iniesta'

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Andrés Iniesta posa con los representantes del FC Barcelona, La Caixa y la Fundación Cruyff en el CEIP Cristo del Valle de Fuentealbilla / sport

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Dentro de las dificultades que el Barça encuentra para reforzar el equipo, hay una problemática que no pueda quedar sin resolver este mismo verano. Me refiero al fichaje del centrocampista que sea capaz de devolver al equipo la esencia del estilo que le hizo grande con Guardiola, Tito Vilanova y los dos primeros años de Luis Enrique. Miren, no nos podemos engañar, Iniesta se ha quedado solo como cerebro y guardián del ADN Barca en el centro del campo y el propio Iniesta es el primero en tener dudas sobre su futuro. No creo que le faltemos al respeto -por mi parte, desde luego, nada más lejos de mi intención- si alertamos sobre la necesidad de abordar de una vez por todas su sucesión. Andrés es el primero que quiere ver qué pasa con él, cuál es el rol que le tiene preparado Valverde, si aguanta una temporada entera al máximo nivel físico, si por fin le respetan las lesiones... Por eso no tiene prisa en renovar, una actitud honrada a más no poder que desde aquí quiero agradecerle. Pero la ‘cuestión Iniesta’ no radica en su renovación, sino en la renovación del equipo. Ojalá Iniesta siga varios años en el Barça, pues ello querrá decir que sigue en condiciones de aportar su talento al equipo, pero el Barça no puede, ni debe, arriesgarlo todo al número ‘8’. La sala de máquinas del equipo, la creatividad, el control, ya no pueden pivotar exclusivamente alrededor de un jugador de 33 años. 

UNA CADENA DE ERRORES. Entiendo que a estas alturas ya todos debemos tener muy claro que si el Barça se ha venido abajo es por la falta de banquillo capaz de asumir las bajas de los titulares o facilitar una rotación estratégica. Iniesta ha sido, en este aspecto, el gran perjudicado por las lesiones y acaso no ha tenido tiempo de recuperar la forma en plena temporada por esa misma circunstancia. Nadie le guardaba las espaldas, nadie podía asumir su rol... y  por ahí empezó a caerse el equipo. Esto no puede seguir así ni un minuto más. De ahí que suenen todas las alarmas por la negativa del PSG a traspasar a Verratti. De ahí que Bartomeu nos remita hasta las 23.59 horas del 31 de agosto, que bien sabido es que es la hora bruja de todos los grandes fichajes. Y este lo sería, sin duda, aunque me temo que, de llegar a esta situación, las arcas del club quedarían tiritando. Bien, entonces que no sea Verratti, que sea Ander Herrera, el primero que pidió Valverde. O un tercero o un cuarto que los técnicos ya deberían tener detectados... o no, pues la realidad es que la falta de planificación ha sido alarmante. Miren, el Barça se encuentra así por culpa de una cadena de errores (Thiago/Xavi/fichajes) imperdonable en un club de primerísimo nivel. Por ahí estaban Isco y Asensio, para adelantarse a los acontecimientos, también a la sucesión de Iniesta, como también estaba hasta hace unos días Ceballos, y resulta que los tres están en el Madrid... que sí ha procurado asegurarse el relevo de Modric. No se hicieron los deberes y bien que se ha pagado, pero ya no se puede fallar más. El Barça debe abordar la sucesión de Iniesta y garantizar la continuidad del estilo para, por lo menos, los próximos cuatro años que estará Messi. Todo lo que no sea acertar en este fichaje, es abocar al equipo a un futuro incierto o a un cambio de forma de jugar. Así de claro.