Con el futuro de Carlos Sainz en la trastienda

La cúpula de Renault, orgullosa de su nueva joya

La cúpula de Renault, orgullosa de su nueva joya / afp

Josep Viaplana

Josep Viaplana

Esperaba con interés la presentación del Renault F1 porque estoy convencido de que será uno de los coches que vamos a seguir muy de cerca este año, tanto porque tiene que dar un salto de calidad notorio con respecto al último ejercicio como porque en el 2018 puede acabar siendo el equipo de Carlos Sainz. La operación se truncó este invierno ante la negativa de Red Bull de dejarle marchar, pero la llegada de Mapfre puede tender a corto plazo un puente de plata para que en unos meses la operación acabe siendo realidad.

No nos engañemos, todo irá en función de lo que pase con Daniel Ricciardo y Max Verstappen. Este año habrá movimiento, mucho, teniendo en cuenta que quedarán libres volantes de primer nivel y tanto el uno como el otro son piezas muy codiciadas. Carlos, que es piloto de Toro Rosso pero a su vez el primer reserva de Red Bull, se quedará en el equipo madre si uno de los dos se va, pero si se quedan será él quien tome las de Villadiego y, hoy por hoy, Renault es el primer destino.

El objetivo del fabricante francés es ser quintos en el Mundial de Constructores y la gran novedad en el acto fue la presencia de Bob Bell, ex Mercedes, como director técnico, y la de Nico Hulkenberg como piloto de referencia. A tenor del volumen de los coches vistos hasta ahora, sobre todo por la amplitud de los mismos, me temo que será más difícil adelantar y, de momento, Bell ya rebajó las expectativas de mejorar los tiempos 5 segundos por vuelta a un máximo de cuatro. Quisiera destacar, por otro lado, el aspecto agresivo del bólido y su extraordinario diseño. Me encanta… Ahora solo falta que también sea fiable, rápido y competitivo. Pronto empezaremos a salir de dudas. Empieza la acción.