Y el club sigue agarrado a Messi; y Leo, sin renovar

Messi disfruta del juego del Barça, ajeno al ruido exterior

Messi disfruta del juego del Barça, ajeno al ruido exterior / Marc Casanovas

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

De verdad, yo cada vez que veo aparecer al señor Josep Vives me pongo a temblar y pienso que algo malo nos está pasando cuando una persona tan metálica, capaz de venderte un viaje de jubilados o una aspiradora con el mismo énfasis, es decir, cero pasión, es el portavoz de un club como el Barça, donde todo debería ser fantástico y apasionado”. La versión de un antiguo directivo me dejó temblando cuando le llamé para contarle que se habían cargado al quinto DIRCOM en seis años. El hombre que, en efecto, vive en la distancia, muy, muy, muy en la distancia, todo lo que acontece en el Barça, me salió con esa teoría que yo, la verdad, no había tenido en cuenta en ningún momento. Pero, sí, puede que tenga razón y que la imagen del Barça sea tan metálica, tan fría, tan poco comunicativa como lo que expresa este primer párrafo.

De lo que no hay duda es de que, de nuevo, como tantas otras veces, el Barça sigue estando en manos de sus chicos. Y los chicos, en manos de Leo Messi. Y Leo Messi es el único que aún no ha abierto la boca ni, por supuesto, ha renovado. Uno de los antiguos responsables de comunicación del Barça me contó anoche que se fue a tomar un café con Jorge Messi, sí, sí, papá Messi, y le dijo “¡caray, Jorge!, tú sí que eres listo, pero muy listo, tanto que dejas que renueve Cristiano Ronaldo, que renueve Gareth Bale, Neymar, Luis Suárez y hasta que vuestro amigo Carlos Tevez se vaya a China por 20 millones de euros limpios por temporada para, ahora, sentarte a hablar con el Barça, sabiéndolo todo. ¡Eres muy grande!”. Y, sí, al parecer, don Jorge, el señor Messi, papá, sonrió.

Todas las que se han liado en el Barça actual (no muy diferentes de las que se liaron en todos los Barças habidos y por haber) se salvan del escándalo mayúsculo (es decir, dimisión y nuevas elecciones) porque Messi mete las faltas y porque, de pronto, Luis Enrique imita al mejor Pep Guardiola, al menos en su faceta de portavoz sensato, con un discurso impecable. De lo contrario, Josep Maria Bartomeu ya no sería presidente. Con o sin DIRCOM.