Se busca loco

Luis Enrique y Unzué junto a Valverde

Luis Enrique y Unzué junto a Valverde / IGNASI PAREDES

Risto Mejide

Risto Mejide

Imagínate que estás buscando director general para una empresa. Es una empresa que pertenece no a un dueño, sino a más de 140.000. Vamos, que las decisiones siempre estarán mal tomadas, sean cuales sean. Además, se define a sí misma como una empresa que es más que una empresa. Sus objetivos nunca son meramente económicos, sino que se le presta mucha atención a los fines sociales. 

Ahora añádele otros dos factores. El primero, que los resultados de la empresa no dependerán tanto del desempeño del director, como de que la pelotita toque la red. O dicho de otra manera, que si va bien será gracias a los empleados y si va mal será siempre por culpa de su gestión. Y el segundo, que entre sus subordinados se encuentra el mejor del mundo en su profesión. El. Mejor. Del. Mundo. Nuestro flamante director general deberá dictarle a menudo cómo quiere que haga las cosas a un puñetero genio. Y a través de su liderazgo deberá ganarse su obediencia y su respeto. Ahí es nada.

Por si todo eso fuera poco, deberá también dirigir a un grupo de gente muyjoven, con mucha prisa y escandalosamente bien pagado. Tanto es así, que el director tendrá un sueldo varias veces inferior al peor pagado de la plantilla. Un grupo al que debes pagar tan bien para retenerlo y que haga oídos sordos ante la competencia, que al final no puedes realizar los cambios que desearías a tu antojo. En este grupo de gente extraordinariamente talentosa y millonaria, además, no pueden ejercer todos. Tan solo once cada vez. Y eso significa que hay otros tantos que se quedarán sin poder probar al mundo lo que valen. Y los años pasan. Y las oportunidades se van para siempre. Y los rencores crecen jornada a jornada.

Por último, el toque de gracia. Cada semana nuestro ‘Managing Director’ deberá comparecer ante la prensa para dar la cara por los resultados. Una prensa que no le va a tratar de manera complaciente precisamente. Una prensa que no hará más que buscarle las cosquillas… hasta que se las encuentre.

Lo que acaba de ponerle la guinda a este puesto de vértigo es lo que lo hace ya casi utópico: que esta empresa no nació ayer. Por ella han pasado directores míticos, por no decir legendarios, que han dejado su huella no ya en la compañía, sino en la industria. Y curiosamente, todos, los buenos, los malos, los geniales y los mediocres, se han acabado yendo por la puerta de atrás o directamente muy maltratados.

Lo que el Barça busca no es un entrenador. Lo que el Barça busca es un loco. Y perdónenme los psiquiatras, pues el término pretende ser de todo menos clínico. Loco a la antigua usanza. Loco en el sentido de inconsciente. En el sentido de no sabes dónde te estás metiendo. Y si lo sabes, eso es que valoras muy poco tu estabilidad emocional.

Ojalá engañemos a alguien pronto. Y ojalá venga tan cegado que realmente se piense que va a poder liderar al Barça durante los próximos años. El que deja su puesto este año empezó hablándonos de su psicólogo. A estas alturas no entiendo cómo ese no es ya el único puesto vitalicio en Can Barça.