El brillo y la identidad

El árbitro Milorad Mazic y el delantero del Barça Luis Suárez durante un partido de la Champions 2016/17 de los blaugrana contra el Manchester City

El árbitro Milorad Mazic y el delantero del Barça Luis Suárez durante un partido de la Champions 2016/17 de los blaugrana contra el Manchester City / Javi Ferrándiz

Jordi Costa

Jordi Costa

El debate sobre la vistosidad del juego del Barça se ha convertido en tan recurrente que incluso quienes hemos sido más exigentes con el espectáculo del equipo de Valverde nos plantearnos si estamos siendo injustos. Hoy por hoy, ni al técnico ni a sus hombres no se les puede reciminar nada más allá de no divertirnos como nos acostumbraron en otra época, de modo que sabe mal escucharles respondiendo repetidamente a preguntas sobre el grado de satisfacción del juego cuando sus números son bestiales.

Si hace unas semanas era Busquets el que reconocía que el juego no es brillante, ayer a Rakitic se le escapó que prefiere no brillar nunca y ganar siempre. La diferencia entre ambos es que Busi está criado en el mejor Barça de la historia mientras que Rakitic no había estado sometido a la obligación estética hasta su llegada al Camp Nou. Y, mirando hacia afuera, lo cierto es que hoy sólo el Manchester City te pide dejarlo todo para sentarte delante de la tele.

Lo que sí es justo preguntarse es si el Barça viaja hacia la consolidación de una identidad, si no tan atractiva por lo menos sí reconocible. Lo digo porque la temporada empezó con un sistema asimétrico con un sólo extremo para llegar al 4-4-2, sin bandas en ataque y con un doble delantero centro. La solución ha funcionado porque no sólo Alcácer ha tenido rendimiento inmediato -para mi, el jugador más determinante del equipo frente al Sevilla y el Leganés- sino que ha dado vida a un Luis Suárez que no encontraba su lugar en el nuevo Barça. La penitencia es que, siendo pronto para sacar conclusiones definitvas, parece que Messi participa menos y encuentra menos espacios que en soluciones tácticas anteriores. En consecuencia, no parecería inteligente que este fuera el dibujo definitivo.

En una entrevista muy interesante concedida por Ander Herrera a BeIn Sports, el centrocampista del Manchester United confesaba -después de haber trabajado con entrenadores tan variopintos como Bielsa, Valverde, Van Gaal o Mourinho- que cada vez cree menos en los técnicos que se aferran a una manera de jugar independientemente del rival y de las herramientas que tenga a su disposición. Me hizo pensar que quizás el fútbol de hoy sea eso: adaptarse a las circunstancias y dominar las áreas. En eso, Valverde ha demostrado ojo clínico allí donde ha entrenado. Pero no puedo evitar preguntarme si, a la larga, un equipo como el Barça puede funcionar bien sin una identidad definida. Por ahora, no la tiene.