PALABRA DE DIRECTOR

El Barça no mereció esta Liga

El Barça ganó al Eibar pero no le sirvió para ganar la Liga

El Barça ganó al Eibar pero no le sirvió para ganar la Liga / Javi Ferrándiz

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça se despidió de la Liga fiel a lo que ha hecho toda la temporada. El equipo sacó adelante un partido que estaba muy cuesta arriba, y lo hizo con la fe y el orgullo que ha caracterizado siempre al Barça de Luis Enrique. Pero para remontar jugó simplemente a arreones, lo fio una vez más todo a Messi y al tridente, la defensa transmitió escasa fiabilidad y a pesar de la importancia de la cita el juego fue deslabazado y sin continuidad. El Barça ha perdido la Liga porque ha sido un equipo irregular y poco fiable.

Su concurso en este campeonato se ha parecido demasiado a un viaje en unas montañas rusas, en las que ha sido temible cuando ha ido con la inercia a favor y muy endeble cuando ha tenido que sobreponerse a las dificultades. Prueba de ello es que fue capaz de derrotar a los grandes equipos de la Liga en su propio campo pero se desplomó contra conjuntos de la parte baja de la tabla.  

El Barça ha tenido que lidiar esta temporada contra tres rivales: el Real Madrid, que se ha proclamado justo campeón, los árbitros, que le han birlado más de un punto escandaloso, y él mismo, que al final se ha revelado como el peor de todos. Ayer mismo, empezó el partido con una desidia impropia de un equipo que se jugaba un título, la misma desidia que apareció este año en sitios tan dispares como el Benito Villamarín, Riazor, Paris, Turín y la Rosaleda. 

El Barça termina una era, pero esta vez la transición hacia la nueva no podrá ser suave ni mucho menos conservadora. El equipo necesita una sacudida, y la plantilla pide a gritos ser reforzada con jugadores titulares y no suplentes  puesto que las incorporaciones que llegaron el pasado verano, con alguna excepción como Umtiti, no han funcionado. Es cierto que el primer año es el de adaptación, pero la plantilla se encuentra ya sin oxígeno y precisa de jugadores de primer nivel para poder volver a respirar.

Pero no bastará solo con nombres, a la vieja usanza. Habrá que rescatar la confianza en el Barça B y en los jugadores de La Masia, algo que se ha resquebrajado de manera alarmante con Luis Enrique en el banquillo. Y el club, con Robert a la cabeza, deberá proteger el famoso modelo, que siempre se reivindica pero no siempre se protege. 

La buena noticia es que el proyecto ha dado síntomas de agotamiento justo en el momento en el que se produce el cambio de entrenador. Es decir, el equipo está ante una oportunidad de oro para regenerarse. El club supo alrgar el ciclo ganador tras Guardiola, luego tras Tito y ahora deberá hacer lo mismo tras Luis Enrique. Pero deportivamente es el momento más crítico de todos y se deberán tomar decisiones de calado. El Barça no ha merecido esta Liga. Y ahora debe volver a ganarse el derecho a merecer la próxima. Le esperan muchos deberes.