ZIGA ZAGA

El Barça menos pletórico

Luis Enrique

Luis Enrique / Joan Monfort

Jordi Costa

Jordi Costa

Me gustan los entrenadores intervencionistas, aquellos que toman decisiones cuando detectan que la cosa no funciona. Luis Enrique pertenece a esta categoría y no es de ahora. El asturiano lleva toda la temporada buscando soluciones para las dificultades que encuentra su equipo, como cuando decidió esperar al Athletic y a la Real en campo propio para matarles a la contra. El último giro del asturiano fue agitar el dibujo del equipo en el Calderón y, más allá del resultado -acabó en victoria igual que pudo terminar en derrota-, acertó. Con el 3-4-3, sorprendió a Simeone -que le había ganado la partida en la vuelta de la Copa-, logró superioridad numérica de los tres centrales sobre los dos puntas colchoneros tanto para defenderles como para sacar el balón, y desactivó rutinas del propio Barça al tiempo que propició que las líneas del equipo estuvieran más juntas.

El acierto de estos matices reside en que permitieron al Barça explotar el que, hoy en día, es su principal capital: competir. Pero no mejoró los mecanismos del equipo con balón. Ni siquiera el rombo en el centro del campo, juntando a los futbolistas para generar mejores líneas de pase, funcionó como antídoto, ni tampoco sirvió para activar a Messi, a pesar de que el argentino -con Rafinha en la banda- jugó claramente como mediapunta.

Y es que, más allá de sistemas, lo que delata el partido del Calderón es que los futbolistas ponen toda su voluntad pero, a excepción de Ter Stegen y Neymar, están lejos de su mejor versión. Piqué cumple atrás pero ya no entra en campo contrario para dividir, a Busquets no le recuerdo un partido peor que el del domingo, Sergi Roberto hace semanas que no sale de la atonía y no mejoró como interior, Rafinha tiene la virtud del gol pero no la de dar continuidad al juego, Iniesta está sin chispa, y Messi -perdonen la herejía- decide día sí y día también pero no anda tan fino como meses atrás.

No obstante, lo más preocupante es escuchar de Luis Enrique que todo depende de a qué altura deciden presionar los entrenadores rivales para explicar que a su equipo le cueste dar cuatro pases seguidos. Les aseguro que en los últimos años ha habido muchos equipos que han presionado alto al Barça, y tampoco es nuevo que marquen a Busquets, y el equipo siempre encontró soluciones para salir de la presión y mantener su credo. También con Luis Enrique en el banquillo. Si ahora no lo logran es porque ni el equipo, ni el entrenador están precisamente pletóricos.