El Barça debe recuperar el estilo

Messi estaba desolado durante el FC Barcelona - Leganés

Messi estaba desolado durante el FC Barcelona - Leganés / Ignasi Paredes

César L. Menotti

César L. Menotti

El Barcelona se enfermó de exitismo. Y en esa busqueda permanente de concretar el éxito ha perdido las formas. Hay que tener cuidado cuando uno empieza a enfermar de éxito. Porque los jugadores y el entrenador entran en una carrera desesperada por exigirse siempre más. Y en ese afán de conseguir resultados se desmoronó la idea. El equipo desde hace tiempo se desespera por ganar. El Barca prescinde de la pausa y la elaboración. Las individualidades le han salvado en varias ocasiones. Y creo que hoy hasta el entrenador -sin conocerlo- debe sentirse desmoralizado al ver que su equipo no juega de la manera que él pretende. Atención. No conozco a Luis Enrique pero antes ganó y fue el mejor pero hoy no es el peor por perder un par de partidos.

El Barcelona es un equipo sostenido en una idea compartida entre grandes jugadores. Y cuando se desvanece el estilo es otro Barcelona. Hoy ya no están los Xavi. Pero están los Messi, Iniesta, Piqué, Busquets, Mascherano para recomponer la disociación colectiva y a partir del debate interno cuestionarse por qué juegan como juegan y recuperarse con compromiso.

Siempre no ganar un partido da tristeza. Pero el equipo perdió la recuperación, la noción del achique del espacio incluso cuando tiene posesión. Cuando los resultados no se consiguen porque se perdió la forma de jugar, produce más tristeza y mayor desconcierto. Y el único camino posible es volver a los inicios y reforzar la idea. 

El funcionamiento colectivo se perdió en la búsqueda desesperada del éxito. Y el equipo depende demasiado de las gestas individuales de los Messi, Suárez y  Neymar. Las individualidades pueden ser suficientes para ganar algunos partidos. Pero a la larga, los jugadores no son felices con el fútbol que practican porque les falta el convencimiento de la idea con la que se sienten representados. El partido contra el PSG fue uno de los peores del equipo en mucho tiempo. El equipo tocó fondo. Hasta entonces tuvo una idea: recuperaba la pelota sin asumir riesgos. Piqué,  Mascherano,  Alba, Busquets conformaban una defensa que daba ciertas garantías. Y jugaba rápido el balón para que desequilibraran y lastimaran sus delanteros. Hoy los centrales se alejan mucho. Habilitan jugadas que le provocan situaciones de gol muy sencillas. Basta recordar que Ángel Di María corrió 25 metros con la pelota sin marca. Pero no es solo la defensa. El equipo perdió la presión alta y las posiciones. Y se ve un equipo confundido. Messi jugó con la tristeza con la que juega en la selección argentina cuando no consigue que su equipo realice un juego asociado. Cuando no existe la pausa para pensar y corren los minutos y empieza a entrar en la desesperación de lograr el gol de cualquier manera. Lio tiene que ayudar a que el equipo juegue bien. Es el que más puede ayudar con Iniesta, Piqué y Busquets porque son los abanderados de un estilo. Y en un plantel tan rico siempre se está más cerca de recuperar la idea y reforzarla, mientras se recuperen mentalmente y  puedan mirarse a la cara con el entrenador y decirse lo que piensan para poder reencauzar todos el rumbo del equipo. Cuestionar pavadas como que no celebró un gol de penalti en el partido de Liga... La gente debe entender que generalmente los grandes jugadores no celebran los goles de penal porque saben de antemano que su calidad es superior y que en un espacio de 7 por 50 hay un 90 por ciento de chances de marcar un gol. Termina siendo casi una falta de respeto. El repudio del Camp Nou tiene más que ver con la reprobación al alejamiento de la idea con la que está emparentada la historia del fútbol del Barcelona, que con los resultados. Y no se resuelve enojándose, sino trabajando para recomponer las formas con compromiso. Queda mucha temporada y confío en la capacidad del entrenador y de los jugadores de poder encauzar la situación.