El Barça de basket admite el fracaso

Nacho Rodríguez, preparado para el reto en el FC Barcelona

Nacho Rodríguez, preparado para el reto en el FC Barcelona / FCB

Ernest Folch

Ernest Folch

En un acto sin precedentes y a punto de iniciar la fase final de la temporada, el Barça de basket anunció ayer un nuevo organigrama escasos meses después de haber iniciado una nueva era a bombo y platillo. Es una manera nada sutil de admitir el fracaso de este curso, y dar el año por perdido. Una sección que, desde hace demasiado tiempo da sensación de improvisación. Se actúa sobre la marcha, en función de los resultados y más que acción hay reacción. El Barça celebró ayer una rueda de prensa para anunciar que fichaba a Nacho Rodríguez en una posición bautizada como ‘manager de gestión’, al mismo nivel que el ‘manager deportivo’ Rodrigo de la Fuente, algo que invita a pensar, como mínimo, en una duplicidad de funciones. Nacho Rodríguez evoca muy buenos recuerdos en el Palau y ayer se esforzó en acreditar su experiencia como gestor en la Junta de Andalucía, pero entra con calzador y da la sensación de que se le contrata para invadir las competencias de un Rodrigo de la Fuente señalado ayer por el propio club a pesar de que todavía no ha tenido tiempo de elaborar su proyecto. Estas indefiniciones no son sino un reflejo de lo que acontece en la pista, en la que se ve, jornada tras jornada, un equipo sin rumbo, que todavía no sabe ni lo que quiere ser. En medio del vendaval, el entrenador aparece cada día más debilitado, como se intuyó ayer en la rueda de prensa, y mientras tanto el público del Palau espera que le retornen la ilusión perdida. No parece que un nuevo organigrama sea hoy lo que más haga vibrar a una afición desencantada.

Para rematarlo, el club anuncia en el mismo acto que despide a Joan Carles Raventós de sus funciones de director general de secciones, pero que se le asignará un nuevo cargo aún por concretar. Es decir, que el basket se cobra su primera cabeza pero el damnificado mantendrá funciones en otras áreas del club. 

El Barça prometió hace unos meses, con la llegada del nuevo CEO Òscar Grau, una nueva etapa sin servidumbres con el pasado y más rigurosa en la gestión, y sin embargo el club sigue mostrando tics de actuar como una agencia de recolocación, algo que ha sucedido reiteradamente en las últimas décadas. La conclusión es que los intereses políticos siguen pesando más que las necesidades de gestión.