El Barça se apropia de la pegada

Suárez pelea con su compatriota Godín

Suárez pelea con su compatriota Godín / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Gran resultado para un partido desigual, en el que se confirmó que el Barça tiene dos caras. El Dr. Jekyll en forma de Suárez y Messi que aplastó al Atlético en los primeros 45 minutos se transformó en un inquietante Mr. Hyde en el inicio de la segunda parte, concediendo oxígeno a un Atlético que ya hace mucho no saliendo muerto de la eliminatoria. Definitivamente el Barça juega a rachas, pero basta uno de sus vendavales para tumbar a cualquier rival. El portentoso gol de Luis Suárez, quizás el mejor que ha marcado con la camiseta blaugrana, dejó al Atlético intimidado y sin respuesta, y cuando el equipo colchonero todavía se preguntaba donde estaba, llegó el zapatazo brutal de Messi, que lo dejó tambaleándose, al borde del KO. Pero al Atlético le dio aire otra salida destensada del Barça, que tuvo una de sus proverbiales desconexiones, que en esta temporada ya han causado algunos disgustos y demasiados puntos.

El equipo parece haber llegado a la peligrosa conclusión de que para ganar no hace jugar con intensidad los 90 minutos, porque piensa que basta con tres o cuatro arreones para destrozar al contrario., y lo peor es que a menudo no le falta razón. La buena noticia es que ayer el gran Barça ganó al mal Barça y el balance no pudo ser mejor: pie y medio a la final y todas las opciones intactas para el triplete. Pero lo que es evidente es que deberemos acostumbrarnos a las montañas rusas: porque el Barça que asestó dos golpes majestuosos en la primera parte, en nada se pareció al que había sucumbido en el Benito Villmarín ni tampoco al que minutos más tarde concedería demasiadas facilidades al Atlético en el mismo partido. Este equipo que aparece de manera intermitente, se ha apropiado de una virtud que hasta hace muy poco se asociaba únicamente con el Madrid, y que conocíamos como “pegada”, es decir, la capacidad de noquear mortalmente sin necesidad de construir el juego. La realidad es que la pegada es hoy azulgrana, básicamente porque el Barça es un equipo diseñado a partir de los tres colosos de arriba. A la espera de que vuelvan Iniesta y Busquets, el medio campo es ahora un carrusel por el que todos circulan, todos entran y todos salen.  Y a pesar de esta irregularidad, lo cierto es que el Barça pone un pie y tres cuartos en otra final. Una más.