RONDO BLAUGRANA

Balón enfermo

La selección argentina está siendo un calvario para Messi

La selección argentina está siendo un calvario para Messi / sport

Xavi Torres

Seguro que todo debe ser muy complicado. Seguro, porque si no es imposible entender lo que está sucediendo en el fútbol mundial. Para no divagar más de la cuenta, centraremos el discurso en Europa aunque, sin duda, la indecencia es universal. La UEFA tiene nuevo presidente desde septiembre, ya saben, el esloveno Aleksander Ceferin, aunque los de siempre siguen estando y las dinámicas siguen siendo las mismas. Si se dan una vuelta por la web de la organización observarán que hay elaborada una lista con once valores el primero de los cuales suena a evidente: “El fútbol, lo primero”. Una obviedad. Y al mismo tiempo, una vergüenza. Lo de este parón, el tercero desde que se iniciara la temporada 2016-17, obliga una vez más a la reflexión. Y no por repetitivo el discurso debería perder su fuerza. Más bien todo lo contrario.

Lean lo que hemos vivido o vamos a hacerlo en las próximas horas en esta jornada de selecciones camino del Mundial de Rusia (sin contar los amistosos, que también hay una larga lista): Hungría-Andorra, Suiza-Islas Feroes, Portugal-Letonia, Luxembuergo-Holanda, Bulgaria-Bielorusia, San Marino-Alemania, Irlanda-Azerbayán, Georgia-Moldavia, Malta-Eslovenia, Eslovaquia-Lituania, España-Macedonia, Liechtenstein-Italia, Albania-Israel, Chipre-Gibraltar, Bélgica-Estonia, Austria-Eire, Gales-Serbia, Turquía-Kosovo, Croacia-Islandia, Ucrania-Finlandia, República Checa-Noruega, Croàcia-Bosnia, Francia-Suecia e Inglaterra-Escocia. De 24 partidos, ¿cuántos les mantendrían sentados ante la tele disfrutando del espectáculo? ¿Uno? ¿Dos? ¿Tres? Más, no. Imposible. Ni para los enfermos del balón (entre los que me incluyo). Partiditos que no llegan ni al nivel de un torneo de verano de segunda fila. Eso sí, los jugadores trabajando por obligación de las leyes de la propia UEFA, castigándose las articulaciones y sumando minutos inútiles mientras los directivos lucen palmito, por decirlo suave.

La consecuencia es la que es. Cada día más futbolistas lesionados, carreras más cortas, partidos más aburridos... ¿Quién va a detener esto? Porque lo que se denuncia para las selecciones sirve para los clubes, con una Liga de Campeones sobrecargada de equipos de tercera fila y, por tanto, partidos indignos de la mejor competición europea a nivel de clubs. Si en las diversas elecciones -locales, nacionales e internacionales- no hay castigo deportivo a los directivos que especulan con el balón es que el fútbol no está sano. Y en este sentido, parece que no hay duda. Hasta que los intereses de la dirigencia dejen de pisotear los de los artistas y hasta que los futbolistas impongan el sentido común que marcan las necesidades de sus piernas, lo del fútbol actual no tiene remedio. Es un desastre. Así que tápense y disfruten mientras aguanten las fuerzas de Messi y de unos pocos supervivientes más.