Autocrítica, sí; denuncia, también

Luis Enrique, en el Benito Villamarín

Luis Enrique, en el Benito Villamarín / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

¿Jugó mal el Barça contra el Betis? Sí, jugó peor que mal, jugó muy mal. ¿Fue perjudicado por el árbitro? Sí, fue gravemente perjudicado por el árbitro. El pésimo juego del equipo y el escandaloso error arbitral (al no conceder un gol que había traspasado medio metro la línea) son los dos titulares del partido que disputó ayer el Barça en Sevilla. Como suele suceder, la mitad del barcelonismo discutía ayer contra la otra mitad sobre si se corría el riesgo de que el escándalo tapara el nefasto partido del Barça, o viceversa. Es una discusión bizantina y típicamente blaugrana, donde unos acusan absurdamente a otros de volver al victimismo de los 80, y otros acusan absurdamente a los unos de ser débiles ante la injusticia. Pues bien, no hace falta discutir porque los dos problemas son perfectamente compatibles y tienen que ser abordados por separado. Empecemos por el partido: el equipo de Luis Enrique salió destensado al Benito Villamarín, recordando al Barça dubitativo y sin fe que hemos visto demasiados partidos esta temporada.

El Barça acusó las bajas pero también las rotaciones y el resultado de ambas es que saltó al campo un once desfigurado donde lo único reconocible era un tridente al que casi no le llegaba ninguna pelota en condiciones. El equipo estuvo encallado hasta el minuto 75, sin ningún control del mediocampo, y solo tuvo algo más de profundidad cuando entraron Sergi Roberto y Jordi Alba. No fue un cambio radical, pero al menos sirvió para ganar algo de verticalidad. Fue entonces cuando en un arreón hubo primero un claro penalti sobre Neymar en la misma secuencia en la que el árbitro no vio una pelota que tras un rebote traspasó de manera flagrante la línea de gol.

Enrabietado por el enésimo error arbitral de la temporada, el equipo sacó entonces el orgullo y empató ya sin tiempo con un gol de Luis Suárez tras un pase de Messi marca de la casa. El Barça podría haber ganado fácilmente si no hubiese salido al tran tran, como ya ha sucedido en otros tropiezos este año. Pero también se hubiera quedado con los tres puntos si el árbitro no se hubiera equivocado tan claramente. La conclusión es que toca hacer autocrítica y preguntarse por qué el equipo ha tropezado esta Liga en 8 de los 20 encuentros disputados, un 40% del total. Algo que no es incompatible con denunciar otra decisión arbitral que perjudica gravemente al club. Autocrítica, sí; denuncia, también.