RONDO BLAUGRANA

El árbol y el bosque

Celta, 4 - FC Barcelona, 3

Celta, 4 - FC Barcelona, 3 / sport

Xavi Torres

Orgullo de campeón. Tras el resultado del descanso, el Barça exhibió una gran mentalidad llevado en volandas por el barcelonismo de Piqué y Iniesta. Y por el extraordinario fútbol de ambos. Lástima que Ter Stegen regalara el cuarto gol a Pablo Hernández. Sin el error del portero, el Barcelona hubiera podido remontar. Y si Luis Enrique no hubiera hecho tantas rotaciones antes de una jornada de selecciones la victoria hubiera caído del costado catalán. ¡Vaya por Dios! Y aquí, paz y después, gloria.

Es cierto que el portero alemán cantó en el cuarto gol. Y en el primero también, con un mal pase a Sergio en la salida del balón. De hecho, Busquets también hizo un mal partido. Y Sergi Roberto. Y Mathieu. Y Alba. Y André Gomes. Y Luis Suárez. Y Neymar no lo hizo mucho mejor... Luis Enrique empieza a tener un serio contratiempo cuando en la puesta en escena de su equipo no falla un jugador sino muchos. Y, sobre todo, cuando esto no sucede una vez sino ya algunas.

El problema del Barcelona es estructural. Si no está Piqué, hay dificultades en la salida del balón; si no está Iniesta, el equipo hace jugadas pero no fútbol; y si no está Messi, la MSN se queda corta. Por supuesto que las calidades individuales de estos tres fenómenos modifican el resultado final del conjunto pero en una plantilla como la que tiene el Barça, con una inversión de más de 100 millones de euros este verano y con el convencimiento del Club de que la fórmula de fichar es la correcta, estos argumentos suenan a excusa. Exactamente igual que el Real Madrid, que se queja de que no está Modric y que la creación de fútbol es más dificil sin él. Otro chiste.

Si el equipo se presenta demasiado largo; si todo depende de que juegue un futbolista u otro (sobre todo, Messi); si el partido se convierte en un correcalles; si la pegada, esta vez, la tiene el rival; si la puesta en escena del equipo empieza a ser la misma que la de los otros grandes equipos de Europa (no única, como en los últimos tiempos); si en un mismo partido es Dr. Jekyll y Mr. Hyde; si depende hoy de Piqué, ayer de Neymar y anteayer de Iniesta... o (casi) siempre de Messi.

O de si juega el once de gala, el que está formado por los futbolistas -en su mayoría- que tienen el método automatizado en el cerebro y en los pies... Tal vez estemos hablando de esto. Luis Enrique tiene trabajo por delante. Mucho trabajo por hacer. Tiempo y paciencia porque el equipo puede volver a ganarlo todo pero que nadie equivoque el foco: el Barça se está humanizando. Que el árbol no tape todo el bosque.