Adiós a Lucho, sigue la era Messi

Luis Enrique, en una fotografía de archivo

Luis Enrique, en una fotografía de archivo / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Por si alguien tenía alguna duda, la final de Copa sirvió para probar una vez más que el Barça empieza y termina en Messi. El dios azulgrana ejerció su omnipresencia en todas las facetas del juego y en todos los sitios del campo, y se disfrazó de goleador, asistente, organizador y hasta de recuperador de balones. Pero sobre todo apareció en los tres momentos clave del encuentro. Remató el primer gol con su clásica parábola desde la frontal a un solo toque, otra maravilla que si no será inmortalizada será por el simple hecho de que él mismo ya la ha realizado infinidad de veces. Luego dejó solo a André Gomes, que asistió para que marcara Neymar. Y finalmente se inventó un pase imposible a Alcácer, que sentenció la final al filo del descanso. Leo apareció primero cuando el partido estaba 0 a 0 sin ocasiones claras, más tarde tras el empate el Alavés y finalmente para sentenciarlo.

El encuentro tuvo en el primer tiempo más recovecos de lo que dejó entender en la segunda parte, puesto que el Alavés no fue en los primeros 45 minutos un rival fácil y plantó cara, estuvo bien plantado y demostró que al menos tenía fe en si mismo. Pero contra Messi no hay plan que valga, y el Alavés fue la enésima víctima de este monstruo del fútbol que desde que es futbolista lo ha devorado todo. El partido sirvió también para reivindicar a André Gomes, que curiosamente jugó su mejor partido del año como lateral derecho en sustitución de un Mascherano lesionado. El día de su despedida Luis Enrique quiso homenajear a Aleix Vidal, un premio merecido a su lucha y a su actitud, y un misterio que alguien nos deberá explicar algún día. El título copero sirvió para cerrar con éxito la era triunfante de Luis Enrique, en la que se han conseguido nueve títulos y que se confirma como una de las mejores de la historia del club. Se cierra otra etapa pero por suerte sigue la era infinita, que es la de Leo Messi, que ve como pasan los entrenadores y los presidentes, y él sigue al pie del cañón echándose la institución a la espalda. Messi demostró una vez más que es un fabuloso multiusos y sirve para todo: para ganar tripletes, para fabricar un tridente, para salvar entrenadores y, como en esta semana, para disfrazarse de bombero y apagar el fuego institucional. La única noticia positiva para el club esta semana la ha inventado, una vez más, el ‘10’ blaugrana. El Barça se encomendó ayer a Messi, y volvió a funcionar. Como siempre.