Serena Williams hace historia en Australia

Emotivo abrazo de Serena y Venus Williams

Emotivo abrazo de Serena y Venus Williams / EFE

Neus Yerro

Serena Williams sigue siendo la reina. Y no sólo de la última década... va camino de ser la mejor de todos los tiempos. Con su victoria por 6-4 y 6-4 sobre su hermana Venus Williams en la final del Open de Australia, Serena hizo historia con su séptimo título en Melbourne y el número 23 de Grand Slam, récord en la Era Open situándose a tan sólo uno de los 24 que ostentó la australiana Margaret Court.

También establece la mejor marca de victorias (hombre o mujer) en Grand Slam de la Era Open (desde 1968): nada menos que 316.

El duelo entre las dos hermanas estuvo marcado por la tensión y, en consecuencia, los errores. Se conocen tan bien y querían forzar tanto que acababan fallando. Cierto es que Venus fue mucho más al límite en todo momento que Serena, quien, además, a partir del lunes volverá a ostentar el número uno del mundo que perdió en septiembre pasado, tras el US Open, en favor de la alemana Angelique Kerber.

En cuanto Serena, algo atenazada al principio por la magnitud de lo que estaba a punto de alcanzar, se tranquilizó, fue ella la que dictó el duelo. Como ha venido dictando el ritmo en el circuito femenino en los últimos años. De ella depende todo. Una vez más. 

Aunque la número uno no piensa lo mismo. "Sin Venus no existirían las Williams. Sin Venus no habría 23 Grand Slams, no habría ni siquiera uno... ella me ha inspirado a ser la mejor jugadora posible", dijo, emocionada la campeona. El abrazo al final del encuentro, la imagen que ilustra esta información, lo dice todo. El amor que se profesan y lo orgullosas que están la una de la otra.

No lo escondió la finalista. "Aquí está mi hermana pequeña... ya puedo presumir de ella", decía Venus, orgullosa, tras recoger su trofeo. "Tus victorias siempre han sido mis victorias. Todas las veces que yo no pude llegar, allí estabas tú", cerró.