Cuatro seguidos, en esto también son mucho

Josep Lluís Merlos expone su opinión sobre la importancia del duelo entre Márquez y Viñales en Austin

Marc Márquez en Austin

Marc Márquez en Austin / AFP

JOSEP LLUÍS MERLOS

Cuatro participaciones, y cuatro victorias. Todas las ediciones del GP de Las Américas que se han corrido han tenido el mismo dominador. Marc Márquez es el sheriff en Austin. Y vuelve a ser el gran favorito. Pero también lo era en Argentina, y acabó por los suelos. Con un cero que le sitúa en octava posición en el campeonato. Nunca antes había tenido un arranque tan malo. Y aunque la temporada es larga –dieciocho carreras- el de Cervera sabe que no puede permitirse otra carrera con el casillero en blanco.

Hasta el corazón de Texas llega otro pistolero que, por ahora, parece el más rápido en desenfundar. La culata de su revólver también tiene una muesca –sólo una- correspondiente a la victoria en Moto2 que firmó aquí en 2014. Pero sabe que las que realmente cuentan son las de MotoGP, como esas cuatro del de Honda.

Si Maverick Viñales encadena su tercera victoria consecutiva del año (y ya no digo si esta coincide de nuevo sin que Marc pise el podio) la emoción del mundial puede empezar a tener un problema serio cuando el cortejo amoroso apenas acaba de empezar.

Este campeonato nos apasiona. Nos enamora. Y nos excita como aquel acto que tanto hemos deseado y que no acaba de materializarse. El problema es que a veces, cuando llega, se acaba demasiado pronto, de lo mucho que lo hemos esperado.

Este mundial no debería sufrir un gatillazo. No tan pronto. Porque seguimos soñando con esos prometidos duelos cara a cara, y que apenas hemos visto.

Y mientras tanto, lo que parecía sólo cosa de dos incorpora a un tercero. Rossi es el invitado silencioso que se ha colado por el balcón, aprovechando toda su pillería. Es ese amante cuyo éxito se basa en la experiencia. El que, si la biología le acompaña, nunca falla ni decepciona. Pero lo de los tríos da mucho morbo y está muy bien para las películas, pero no siempre funciona.

¿Y el resto de la parrilla? Parece que esta vez les va a tocar ejercer de simples voyeurs. Desde la distancia. Sólo tendrán protagonismo si los Rocco Siffredi de este flirt apartan las sábanas para dejarles entrar en la cama. Un ratito.