El Racing 92 se proclama campeón del Top 14 en un histórico Camp Nou

El Camp Nou entró de lleno en la historia del rugby acogiendo la final de la Liga francesa, el Top14, entre el Toulon y el Racing-92. 99.124 espectadores presenciaron en directo la victoria de los racingistas por 21-29 en lo que es un nuevo récord de asistencia en un partido de rugby entre clubs. Por delante quedarían solo tres 'test match' de selecciones (dos entre Australia y Nueva Zelanda con 109.874 y 107.042 y uno entre Escocia y Gales con 104.000).

Los Castellers de Vilafranca fueron los primeros protagonistas en el Camp Nou amenizando los minutos previos al duelo entre los equipos franceses mientras el Escudo de Brennus, trofeo con el que se premia al ganador de campeonato nacional francés de rugby, ha llegado hasta el césped desde el cielo de manos de una de las cheerleaders del partido que bajó 'volando' al césped.

El partido estuvo marcado por la igualdad desde el primer minuto. El Toulon logró los primeros tres puntos tras trasnfromar un golpe de castigo, pero la réplica del Racing llegó pocos minutos después. Todo cambió con la expulsión de Maxime Machenaud que dejaba al Racing 92 con un jugador menos gran parte del partido. Los del Toulon empezaron a coger distancias en el marcador pero los racinguistas no se rindieron y siguieron dando la cara pese a jugar con 14 en el campo. De tal manera que llegaron al descanso con la ventaja del Toulon reducida a dos tantos (14-12).

Con la transformación de un golpe de castigo nada más iniciarse la segunda mitad, el Racing se ponía por delante por primera vez, una inyección de moral vital para los parisinos. A apenas cuatro minutos para el final el Racing 92 se impuso en una melé que todo apuntaba que se decantaría de parte de los roginegros  y un posterior golpe de castigo trasnformado por el neozelandés Dan Carter cerró el duelo con la histórica victoria para el Racing 92 por 21-29. 

El equipo de París no ganaba una final de la Liga Francesa desde 1990, por lo que el equipo explotó de alegría tras el pitido final y los miles de aficionados congregados en el Camp Nou convirtieron la grada en una auténtica fiesta.