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Juegos Olímpicos: Piragüismo en aguas bravas

El piragüismo en aguas bravas consiste en recorrer con un kayak una distancia -en las pruebas olímpicas son unos 250-400 metros- en el menor tiempo posible, superando además una serie de 18 a 25 puertas que no se deben tocar

Juegos Olímpicos: Piragüismo en aguas bravas

Juegos Olímpicos: Piragüismo en aguas bravas

Miquel Soria

El piragüismo en aguas bravas se comenzó a practicar a finales del siglo XIX en Francia, Alemania y Estados Unidos. Sin embargo su auge hay que buscarlo en la década de 1980. En esos años el polietileno permitió la fabricación masiva de embarcaciones y el deporte se popularizó enormemente. 

El descenso en aguas bravas se lleva a cabo en un kayak o canoa que puede ser monoplaza o biplaza y, a diferencia de la otra variante olímpica (piragüismo en aguas tranquilas), se desarrolla en el curso natural de un río que cuenta con aguas muy rápidas y que presenta muchas variaciones de dirección y setindo. También se puede practicar en unas instalaciones que simulen ese curso de río y que hayan sido creadas artificialmente

Recuperada en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, la prueba de piragüismo de aguas bravas reúne a deportistas divididos en tres categorías masculinas (K-1, C-1, C-2) y una femenina (K-1).

La seguridad de los deportistas es una cuestión importante y los participantes deben ir equipados con casco, chaleco salvavidas y cubre bañeras. Las piraguas deben estar provistas de asas, tanto en la proa como en la popa, que permitan recuperar la embarcación.