Natalia Sánchez: "Estoy enamorada de Barcelona"

"Soy una titiritera, sí". Debe ser por eso que llegó con la maleta a cuestas, el bolso a rebosar y sin mirar el reloj. Viaja donde la lleva la obra 'Ninette y un señor de Murcia', un clásico de Miguel Mihura del que Natalia Sánchez habla con pasión. Y lo hace en un catalán perfecto que “aprendi hace un año, más o menos”. Parece imposible. Tanto como su capacidad para encadenar y ensamblar un tema con otro, ya sea deportivo, político o social. Tiene 26 años curtidos en los platos y en los escenarios, dando vida a personajes como aquella entrañable Teté de la serie 'Los Serrano' que la catapultó a la fama. “Fue mi segunda familia en una etapa importante de mi vida -reconoce- y es una mochila que llevo absolutamente feliz. Fue otra escuela. Crecía viviendo en ella. Tuve las mismas responsabilidades que un adulto. En casa, nos levantábamos por la mañana y cada uno se iba a un rodaje: mi madre, actriz, al suyo; mi padre, publicitario, a otro y yo, a la serie”. Cuando colgó el cartelito del 'The End', inició otros proyectos que bailaban, como ella, entre el cine, la televisión y el teatro.

Natalia Sánchez no solo ha trabajado el interior. Su afición por los ensayos y la psicología la combina con “el cuidado de mi cuerpo, que es fundamental. Adoro hacer deporte. De pequeña practiqué la gimnasia rítimica y llegué a competir. Ahora me he enganchado al yoga y, sobre todo, al pilates. Ha sido todo un descubrimiento que me ayuda a mejorar el control de mi cuerpo. Mi trabajo está basado, entre otras cosas, en la precisión. Y en saber desbloquearse y romper corazas. Esta profesión es sinónimo de honestidad máxima”.

I LOVE BARCELONA

I LOVE BARCELONAEsta vida y este corazón que la trae y la lleva de un sitio a otro, ha instalado a Natalia en Barcelona una parte importante de su tiempo. “Estoy enamorada de esta ciudad -explica con los ojos clavados en la fachada de la Pasión de la Sagrada Família- y de Cadaqués. Tiene una luz y una energía única. Y la fuerza del mar. Te calma y te da vida. Sueño con que llegue el invierno e instalarme allí unos días”. Colocará en ese bolso un par de libros que recomendará, como los de Milena Busquets, Dolores Redondo o 'La puerta abierta', de Peter Brook. “Un cuerpo sin entrenar es como un instrumento musical desafinado”, escribe el director teatral. Y Natalia lo suscribe mientras se ata las zapatillas y piensa qué rincón de Barcelona elige para colocarse los auriculares, darle al play y empezar a correr.