Reportaje

Mujeres conquistadoras

Ana Carrasco, Araceli Segarra, Laia Sanz, Anna Corbella... Todas ellas son y han sido pioneras en la conquista de terrenos mal etiquetados como exclusivos para hombres

Angels Fabregues

Ana Carrasco ha hecho historia. Tal vez no les suene su nombre, pero estamos hablando de una chica de 16 años, nacida en Murcia, destinada a escribir páginas de gloria para las mujeres. Ana es la primera mujer española en puntuar en un Mundial de motociclismo. Se mueve entre 81 pilotos todos los fines de semana, es la única chica en la parrilla de los Grandes Premios, pero no le intimida. Pilota la máquina mejor que muchos de sus rivales y la prueba está en que pese a debutar esta temporada en el Gran Premio de Catar, puntuó en el GP de Malasia (acabó 15ª y sumó un punto) y en Valencia, en la última carrera del Mundial, acabó octava y sumó otros ocho puntos. No está mal.

Ella solo tiene 16 años y forma parte de una generación donde las mujeres son más valientes y se sienten más iguales a los hombres. Sus rivales le respetan y le temen. De niña ya era la atracción en los circuitos. No porque fuera chica, sino por un arriesgado y veloz pilotaje que la ha llevado a Moto3 y que le augura un gran futuro. Con su KTM, la murciana se mira en Maverick Viñales, su compañero de equipo y recién campeón del Mundo de la categoría. Sueña con alcanzar este mismo lugar.

Pero si hay una mujer respetada en el mundo del motor esta es la catalana Laia Sanz. El trial la encandiló de muy pequeña gracias a la afición de su padre y de su hermano, pero fue su madre, otra mujer con ganas de que su hija se ‘inmiscuyera’ en ‘Tierra de hombres’ quien la alentó a participar en una competición en Corbera de Llobregat, el pueblo que la había visto nacer hacía solo siete años. Quedó literalmente atrapada en este deporte y de él hizo su profesión. Han pasado 20 años desde entonces. Laia se ‘pega’ en las zonas con un montón de hombres y ha sido nada menos que trece veces campeona del mundo de trial femenino (en el masculino su mejor resultado ha sido la 39).

Pero ya de más mayor, se marcó otro reto: participar en el Dakar. Su primera participación fue en 2011 y acabó la 39 de la general misma posición que consigue en 2012 cuando además es la primera en mujeres al ser la única en acabar la prueba en moto. En 2013 le persiguió la mala suerte y no pudo superar la posición 93, pero demostró un coraje y una fortaleza más propia de los hombres ante las inmensas dificultades que le deparó el desierto. Y volvió a ser la única mujer en acabar el Dakar en moto. Laia está hecha de una pasta especial porque no solo se mueve en un mundo de hombres sino que lo hace con una máquina de 170 kilos que pilota a más de 150 km/h por caminos que ni conoce.

La más rápida en el cielo

La célebre aviadora Amelia Earhart dijo: “Lo que los hombres han conseguido, las mujeres deben intentarlo; si fracasan, las demás deben aceptar el reto”. Y Mercè Martí, tomó nota. A ella le gusta desde joven ver el mundo desde otra perspectiva. Desde el cielo. Y aceptó el desafío de conquistarlo. Con 17 años se marchó a Estados Unidos a estudiar COU y allí descubrió su pasión por la aviación. Con solo 25 años, fue la primera mujer en ganar la vuelta al mundo en una avioneta volando de copiloto con el sueco Eric Barck. Dos años después participó en la Race of the Americans, una durísima carrera aérea de 30.000 kilómetros. En esta ocasión compartió aventura con la piloto estadounidense Carol Jensen. Quedaron segundos. Desde entonces Martí se ha movido siempre entre el cielo y la tierra. Tiene una empresa de aviación en el Aeropuerto de Sabadell y los pilotos la miran con admiración. Saben que ella llegó a ser la mejor a los mandos de una avioneta y con el reto de la vuelta al mundo por delante. Pocos los han conseguido. De ella tienen mucho que aprender porque ha vivido lo mejor y lo peor en el aire. Es un ejemplo. 

Y del cielo al mar. Anna Corbella es otra de estas mujeres deportistas que piensan que el sexo no debe determinar el objetivo. Ella y la británica Dee Caffari acabaron en sexto lugar en la pasada edición de la Barcelona World Race, la veulta al mundo sin escalas. Fue en 2009 y Anna, que completó los más de 46.000 kilómetros de recorrido en 102 días, 19 horas y 17 minutos, se convirtió en la primera mujer española en acabar esta prueba y ambas en el primer equipo íntegramente femenino en conseguirlo. Nacida en Barcelona hace 37 años, en la próxima edición volverá a intentarlo, aunque esta vez junto a un hombre, Gerard Marín: “Las mujeres somos más racionales que los hombres. En la anterior Barcelona World Race tal vez eché de menos el riesgo, la valentía y la improvisación que a veces tienen los hombres”, confiesa esta regatista a quien no le amilanan los grandes desafíos... siempre que sean con el mar de por medio. Hija de navegantes, Corbella nació entre velas y a muy temprana edad ya se aficionó a este deporte donde ha conseguido grandes resultados pese a que en los barcos se marea. Veterinaria de profesión, la ‘navegante’ catalana tiene auténtica pasión por los animales, pero cuando el mar le llama, no duda en dejar a su perrita con algún ‘canguro’ e izar velas y navegar hacia donde tenga la meta la competición de turno. Cuanto más a prueba la pone el mar, más le apasiona este deporte.

Y si hemos pasado por el motor, el cielo y el mar, ahora nos vamos a la conquista de las montañas. El alpinismo es otro de los deportes donde la mayoría de practicantes son hombres, aunque es cierto que con el paso de los años son muchas las mujeres que se aficionan a la escalada y que asumen retos en altas montañas. Araceli Segarra fue pionera en este sentido. La alpinista leridana se convirtió en la primera mujer española en conquistar el Everest. La proeza la consiguió en 1996. El año anterior intentó coronar la montaña más alta del mundo por la cara norte y en estilo alpino, pero debió retirarse a 7.800 m. Segarra regresó a casa ya con la idea de volver. Que el Everest le diera la espalda la espoleó para regresar a conquistarlo. Solo tardó un año en volver a montar una expedición al Himalaya. En 1996 vuelve para realizar un rodaje de una película-documental en formato IMAX, de la ascensión al Everest utilizando el estilo clásico y oxígeno. Esta vez lo consiguió. El documental fue un éxito y Araceli Segarra se convirtió la primera mujer española en ascender a la mítica montaña.

Era su segundo ‘ochomil’ tras haber conquistado el Shishapangma de 8.008 metros y por mala suerte se convirtió en el último puesto que los otros intentos en otras montañas superiores a los 8.000 metros no logró llegar a la cumbre, aunque se quedó en ocasiones a un solo paso como es el caso en 2001 cuando intentó el Kangchenjunga  de 8.585 m y se quedó en los 8.000, o en 2003 cuando subió el Gasherbrum I de 8.063 metros y de nuevo los 8.000 metros fueron su límite.

Mucho menos apasionante y arriesgado es el ‘deporte’ al que se dedica Leo Margets. Esta barcelonesa de 30 años se ha hecho con un puesto de prestigio entre los.... jugadores de póker. Su peculiar look, siempre con las gafas de sol y sus chaquetas deportivas, así como su simpatía pero también sus resultados en la mesa de juego , la han convertido en la profesional del póker más mediática. Desde que su novio le enseñó a jugar a póker su carrera ha sido meteórica consiguiendo como mejor resultado acabar en la posición número 27 en el Evento Principal de las World Series of Poker, ganando un montante de 352.832 dólares, el mejor premio que jamás ha conseguido. Pero para soportar la presión y la concentración que se requiere en una mesa de póker con grandes jugadores y mucho dinero en juego, Leo recurre al deporte. Correr es su otra pasión y es una destacada maratoniana. No descarta algún día correr una maratón.

Ana, Laia, Mercè, Anna, Araceli, Leo, María... todas ellas son y han sido pioneras en la conquista de terrenos mal etiquetados como exclusivos para hombres. Son mujeres valientes que con sus proezas no solo logran triunfos deportivos de mérito, que también. Con cada reto que consiguen estas chicas todas las mujeres del mundo dan un paso al frente. Rompen esquemas para que la mujer tenga un papel más notable en el deporte y, de rebote, en la vida.