LA ENTREVISTA

Mònica Weisz: "Empecé a jugar a ping-pong en la mesa del comedor"

A sus 47 años sigue en activo pese a que estuvo de 1999 a 2009 retirada. Forma parte de la saga Weisz. Ha participado en cinco Mundiales en categoría absoluta

Ella y su familia son toda una institución en el tenis de mesa de este país

Ella y su familia son toda una institución en el tenis de mesa de este país / sport

ÀNGELS FÀBREGUES

¿Tenis de mesa o ping-pong?

Las dos cosas son válidas. En los campeonatos es tenis de mesa y si vas a hacer unas partidas con los amigos es ping-pong.

Te retiraste en el 1999, volviste en el 2009. ¿Te quedaban cosas por decir en el tenis de mesa?

No. Volví de casualidad. Me marché muy cansada, estaba agotada, no tenía motivación. Ver que había en el equipo quien pasaba de todo me desgastaba mucho. Al cabo de diez años un día pensé en ir a entrenar para hacer algo de deporte. Mi hermano, que era el presidente del Falcons de Sabadell, me enredó y me apuntó al equipo de suplentes. Una chica se lesionó, empecé a jugar y hasta ahora. 

¿Cómo llegó a tu vida el tenis de mesa?

Por mi padre. Nos transmitió su pasíón por este deporte a los siete hijos. Convirtió la mesa del comedor en mesa de ping-pong casera para que jugáramos… y allí empezó todo.

¿Siete hermanos y todos jugáis?

En la élite estuvimos tres: Pere, Montse y yo. Joan e Ignasi estarían a un segundo nivel y Marta y Maria casi no compitieron. Ahora todos hemos vuelto al Falcons.

Toda una ventaja ser tantos. 

Sí, primero vivíamos en un piso, donde aún no entiendo cómo nos metíamos todos en él. Después mis padres compraron el piso de al lado, y al cabo de un tiempo compraron el tercero en el mismo rellano. Tiraron las paredes para tener una mesa de ping-pong y espacio para jugar bien.

¿Qué representa la familia Weisz en el tenis de mesa? 

De entrada no te lo planteas. Es como los jugadores del Barça, que van ganando pero no se plantean lo que han conseguido hasta que se retiran. Vas compitiendo, ves a tus hermanos… La verdad es que no sé si podríamos entrar en el récord Guinness. Dentro del tenis de mesa la familia Weisz somos una institución. Cinco de los siete hemos conseguido títulos importantes.

¿Cómo definirías tu paso por este deporte?

Lo he luchado todo tanto individualmente como en equipo. Para mí el equipo es súper importante. Ahora cada uno juega a su bola. Quiero reivindicar el ambiente de equipo, el aplaudir, el luchar hasta el final, transmitir todos estos valores. Creo que en el tenis de mesa, en los otros deportes y en la vida cotidiana se están perdiendo los valores.

¿Aceptas que haya tantos ‘chinos españoles’ en este deporte?

Al final te acostumbras. Supongo que es ley de vida. Sería bueno que el nivel fuera alto sin ellos aunque  se da la nacionalidad a los extranjeros que tienen posibilidades de medallas o sea que es por el interés de España; a los otros les dejan de lado.

Volviste a jugar un Mundial. ¿Qué sensaciones tuviste?

Me hacía mucha ilusión jugar ese Mundial de veteranos porque era diferente. Se convirtió en uno de mis objetivos. Fue espectacular. Había 165 mesas jugando a la vez. 

Y decidiste jugar con una camiseta con la ‘estelada’.

Fue algo improvisado. Me pagué yo ir al Mundial así que podía jugar con la camiseta que quisiera. Me llevé la del Barça porque soy muy culé y se disputaba la Copa del Rey, y se me ocurrió llevar la ‘estelada’. En el último momento decidí hacerlo con la ‘estelada’. Fue algo sin intención

¿Seguro?

Soy independentista y me hacía gracia llevarla, pero nada más.

Pero representabas a España. 

Sí.

¿No es contradictorio?

Yo jugaba por España porque tengo la ficha de la Federación Española, que son los que me inscriben porque hoy en día al no tener la independencia no puedo jugar por Catalunya. Me dio igual lo que pensaran, sinceramente. Yo juego con la camiseta que yo quiera. Mucha gente jugaba con la camiseta de España pero yo no me siento identificada.

Hubo a quien no le gustó.

Lo sé, pero también hubo gente que me aplaudió.

¿Desde la federación te dijeron algo?

No, nadie. Ni de la Española ni de la Catalana.

Y la camiseta del Barça se quedó en la maleta…

No, me la puse el sábado para la final de la Copa del Rey, pero no para competir.