"El deporte ayuda en nuestra educación moral"

Guillem Turró es Licenciado en Historia y Filosofía, es Doctor en Pedagogía con una tesis sobre humanismo y deporte. Ejerce de profesor de Filosofía en la Escola de Batxillerats de la Institució Cultural del CIC

Toni Frieros

Publica `El Valor de superarse, deporte y humanismo¿, de la editorial Proteus¿

Responde a la necesidad de reivindicar el potencial humanizador del deporte.

¿Correa transmisora?

Sí, puede transmitir unos valores clave en el proceso de construcción personal, en nuestra propia educación moral.

¿La práctica deportiva?

Nos ayuda a mejorar nuestra vida personal y social. Sin duda¿

¿Para ser mejores?

Sí. Nadie nace siendo solidario, valiente, prudente, humilde¿ son valores que podemos ir implementándolos practicando deporte. Hay que saber ganar y perder, ser magnánimo con el rival cuando vences, superarte cuando pierdes¿ El esfuerzo, la perseverancia, la moderación, la justicia, la generosidad, la cooperación, la voluntad, la disciplina¿ son valores que encontramos tanto en el deporte individual como por equipos.

¿Debemos separar el deporte profesional del puramente amateur, el que hacemos en los gimnasios, cuando vamos en bici, a correr?

Así es. Una cosa es el deporte de élite y otra el que hacemos la mayoría de seres humanos. Los Messi, Cristiano, Nadal, Alonso y compañía, mediáticos y de gran relevancia social, tienen la obligación de transmitir comportamientos ejemplares o que, como mínimo, no sean perjudiciales desde el punto de vista ético.

De haberlos, haylos¿

Aquel delantero del Liverpool, Fowler, que simuló esnifar una de las rayas del campo; el dedo de Mourinho en el ojo de Vilanova, el mordisco de Luis Suárez a un defensa rival¿ Mientras en Inglaterra esos comportamientos fueron castigados severamente, en España quedó impune, demostrándose una falta de justicia absoluta. Desde el punto de vista pedagógico fue algo lamentable.

¿Es el deporte la gran válvula de escape de la sociedad?

Decía Karl Marx que la religión era el opio del pueblo. Yo creo que determinado deporte sigue siendo el opio del pueblo.

¿Tapa?

Anestesia, distrae, desvía la atención de los verdaderos problemas. España estaba sumida en una crisis galopante y Rajoy se marchó a ver la final de la Eurocopa.

Usted habla de los valores del deporte. ¿Puede haberlos donde hay tantos millones en juego?

El deporte de élite tiene dos grandes enemigos: la mercantilización y la politización. Lo usaron a su antojo Hitler, Franco, Mussolini... Debería estar al margen de la política, pero la élite sucumbe a la presión de los grandes poderes.

No deja de ser un espectáculo maravilloso, ¿no? Un Mundial, los JJ.OO., Roland Garros¿

Sí, porque bascula a partir de tres elementos, la emoción, la incertidumbre y la identificación. Eso lo convierte en una bomba y fácil de conectar y de entender.

¿Por qué lloramos cuando nuestro equipo es derrotado, baja a Segunda y no cuando perdemos el puesto de trabajo?

Una sociedad en la que nuestras instituciones están en crisis -educativas, iglesia, escuela, política, familia-, ha perdido fuerza. Antes se identificaba con un Dios, una ideología, incluso un referente patriótico. Ahora estamos en una época de difícil identificación. Y es ahí donde el deporte adquiere tintes religiosos.

¿No es preocupante?

Sí, señala que hay un déficit de tipo sociocultural. Algo falla.

¿Los padres, qué podemos decir de los padres?

En el libro me quejo precisamente de la influencia exagerada que puede ejercer el deporte espectáculo en muchas personas.

¿Es ahí donde entramos nosotros?

Sí. Algunos padres proyectan en sus hijos deseos de éxito, aspiran a que sean grandes estrellas del deporte y ganen mucho dinero. Lo peor es que algunos lo desean tanto que lo quieren incluso saltándose las reglas.

Un ejemplo de deportista...

Pep Guardiola, Nadal, Muhammad Ali, Arthur Ashe, Sócrates...

Uno pernicioso...

Mourinho, un pésimo ejemplo.