Escribió una crónica futbolística titulada 'El juramento'

Boxeo, fútbol y béisbol, las otras pasiones de García Márquez

El fallecido escritor colombiano era seguidor del Atlético Júnior, de la ciudad de Barranquilla

Luis H. Bahos (DPA)

De niño jugó fútbol y béisbol con pelotas de trapo. Como periodista escribió crónicas de fútbol, de boxeo y ciclismo. Y hasta jugó tenis para cuidar su salud. Así fue la poco conocida faceta deportiva de Gabriel García Márquez, quien murió el jueves en Ciudad de México a los 87 años. Hincha del Atlético Junior de Barranquilla, el Premio Nobel de Literatura jugaba como portero de fútbol en las calles polvorientas de su natal Aracataca, tal vez con la esperanza de hacerlo algún día como profesional. "Empezamos a jugar con pelotas de trapo y alcancé a ser un buen portero, pero cuando pasamos al balón de reglamento sufrí un golpe en el estómago con un tiro suyo tan potente, que hasta allí me llegaron las ínfulas", dijo alguna vez 'Gabo' al recordar a un amigo de infancia con quien jugaba fútbol. El impacto psicológico debió ser tan fuerte como el dolor del balonazo pues en los años siguientes sus amigos lo apodaron 'el Viejo' por su seriedad y aversión a practicar deportes, aunque todo cambió al arribar a los 23 años y convertirse en seguidor furibundo del Atlético Júnior de la caribeña ciudad de Barranquilla.

El 14 de junio de 1950,  García Márquez pisó por primera vez un estadio de fútbol, gracias a la insistencia de dos amigos, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas, que lograron arrastrarlo a un partido de la liga colombiana entre el Junior de Barranquilla y el Millonarios. “Alfonso y Germán no tomaron nunca la iniciativa de convertirme a esa religión dominical del fútbol, con todo y que ellos debieron sospechar que alguna vez me iba a convertir en ese energúmeno, limpio de cualquier barniz que pueda ser considerado como el último rastro de civilización, que fui ayer en las graderías del municipal. El primer instante de lucidez en que caí en la cuenta de que estaba convertido en un hincha intempestivo, fue cuando advertí que durante toda mi vida había tenido algo de que muchas veces me había ufanado y que ayer me estorbaba de una manera inaceptable: el sentido del ridículo”.

Desde entonces, el autor de "Cien Años de soledad" se convirtió en hincha apasionado del Junior, y en varias ocasiones, a su paso por Colombia, visitó la cueva del equipo "Tiburón". Ese dia el Junior derrotó 2-1 al poderoso Millonarios, bautizado como los "Dorados" por contar con varios de los mejores jugadores del planeta, como los argentinos Alfredo Di Stéfano, Adolfo ‘El Maestro’ Pedernera, Néstor Rossi y Julio Cozzi. Observador agudo, el 'Gabo' le tentó el pulso al partido, pese a confesar años después que su conocimiento del fútbol entonces era bien escaso. “En primer término, me pareció que el Junior dominó a Millonarios desde el primer momento. Si la línea blanca que divide la cancha en dos mitades significa algo, mi afirmación anterior es cierta, puesto que muy pocas veces pudo estar la bola, en el primer tiempo, dentro de la mitad correspondiente a la portería del Junior. (¿Qué tal va mi debut como comentarista de fútbol?)”, apuntó el escritor colombiano en su poco conocida crónica.

Aquella visita, cuando perdió “el sentido del ridículo” y comenzó a ver el mundo con la óptica de un hincha ajeno a los disparates del deporte, marcó el estilo del incipiente escritor, y le nutrió con las salvas imaginativas de sus novelas. “No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago ‘públicamente’ a la santa hermandad de los hinchas”, escribió en su crónica.  Bajo el título 'El Juramento', el Premio Nobel describió en el diario El Heraldo el partido de fútbol: “Y entonces resolví asistir al estadio. Como era un encuentro más sonado que todos los anteriores, tuve que irme temprano. Confieso que nunca en mi vida he llegado tan temprano a ninguna parte y que de ninguna tampoco he salido tan agotado”, comienza su relato del partido entre su Atlético Junior y el Millonarios de Alfredo Di Stéfano, cuya exquisita técnica García Márquez comparó con la la figura literaria de la retórica.

En ese propósito de humanizar la anécdota volviéndola cotidiana que abanderó a lo largo de sus 87 años, el hijo de Luisa Santiaga y el telegrafista de Aracataca comparó las vidas de futbolistas de la época como los brasileños Heleno de Freitas, Ary Noriega y Haroldo Carijó con las de escritores o personajes de novela. Pero antes, en 1948, el boxeo, otro deporte con profundo arraigo en ese Caribe colombiano, ocupó al hombre que ya comenzaba a caminar por el periodismo desde el diario El Universal, de Cartagena. Y no era para menos. Para él, “el periodismo es la profesión que más se parece al boxeo, con la ventaja de que siempre gana la máquina y la desventaja de que no se permite tirar la toalla”.

En junio de ese año Gabito plasmó su desaliento con el esperado desenlace de la pelea entre Joe Louis y 'Jersey' Joe Walcott. “Los que simpatizábamos con Walcott más que por el deseo de su triunfo por un incontenible afán de renovación, sentimos que con el cuerpo vencido se derrumbaba también el más pugilístico de nuestros deseos”, escribió.

“Pensar que Joe Louis seguirá siendo campeón tiene un sabor soso, aburrido, y su triunfo ya no tiene ninguna importancia por la simple razón de que no tiene ya nada de particular”, añadió.

El 29 de abril de 1950, la llegada al Atlético Júnior del delantero brasileño Heleno de Freitas fue motivo suficiente para que Gabo convenciera a sus compañeros de aventura en la creación de la revista Crónica para ponerlo como figura de esa primera edición. Esta vez no sufrió como con aquel balonazo en el estómago de su infancia y la jugada le salió redonda pues el exjugador del Botafogo, Vasco da Gama y el Boca Juniors, que salía a la cancha con un peine, debutó con un gol a los seis minutos y fue la figura del partido pese que el Sporting derrotó por 3-2 al Atlético Junior.

Crónica fue el sueño hecho realidad de un grupo de intelectuales encabezado por Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas Cantillo, Álvaro Cepeda Samudio y José Félix Fuenmayor, aunque el único que recibía salario era García Márquez, a quien le pagaban 25 pesos mensuales. La portada inaugural y la nota central alentadas por Gabo con Heleno de Freitas, conocido como 'el Príncipe Maldito', creó de inmediato el mito erróneo de que la revista era de información deportiva. Y así fue hasta su desaparición el 28 de junio de 1951.