Entrevista

Andrea Fuentes: "La ruptura con el equipo fue por falta de comunicación"

Lo pasó mal. Se le nota. Pero se marchó de viaje, limpió su alma y se reconcilió con el equipo. Estos días Andrea Fuentes vive el Mundial como una más pero desde otro ángulo 

Àngels Fàbregues

Fue tal la ruptura con el equipo y los malos entendidos que Andrea Fuentes se marchó. No se imaginaba trabajando en un grupo con malos rollos porque ella los odia, así que prefirió largarse a buscar otros horizontes. Dando vueltas por el mundo encontró otros alicientes en su vida. Encontró el camino y uno de sus atajos pasaba por reconciliarse con el equipo. Lo hizo sin más, hablando, lo arregló y se puso a ayudar en un plis plas. Un Mundial es duro y ella lo sabe mejor que nadie.

Por primera vez un Mundial desde la barrera...

Pues sí, y son tan intensas las emociones y las sensaciones que no paro de llorar cuando las veo. Veo las mismas caras que veía cuando estaba con ellas pero antes las veía a un metro y ahora desde lejos. Sé perfectamente lo que sienten, pero desde fuera no se nota. Parece que no se cansan, que no se ahogan, y es super duro. Es tan diferente la visión desde fuera que me flipa.

¿Cómo te sientes?

Estoy muy contenta de tener un sentimiento positivo. Deseo que les vaya bien. Tenía la duda de si sentiría envidia o esta sensación que te puede venir de que si yo no estoy pues que les vaya mal. Me ha encantado sentir que tenía muchas ganas de que fuera bien y darme cuenta de que las quiero. Tenía miedo de que me saliera la parte mala.

¿Te vienen ganas de tirarte a la piscina?

En la inauguración fue la primera vez que me vino el pensamiento de 'yo tendría que estar aquí'. Fue duro, lo reconozco. Pero después piensas que detrás hay siete meses que se han currado ellas en los que yo no estaba porque estaba haciendo la vida que necesitaba en este momento. Ahora es muy fácil decir me encantaría estar ahí, pero hay todo un trabajo detrás que no tenía ganas de hacer.

¿Qué vida lleva ahora Andrea?

Últimamente estaba ayudando a Marga Crespí en el dúo y también a Anna Tarrés en su campus, no me escondo. Así que yo estoy ofreciendo mis conocimientos a todo el mundo. Paso de los dos bandos como dije. Si así puedo demostrar que se puede estar tranquilo y sin rencores, mucho mejor. Yo estoy encantada de ayudar a quien sea y con Marga ha sido muy bonito estos días. Me ha encantado poder decirle pequeños trucos, etc¿ He estado viajando para descubrir cuál era mi nuevo camino y lo he encontrado.

¿Y hacia dónde va?

Quiero abrir un centro de terapias naturales pero centrado en que puedas ir una semana o diez días para realmente renovarte, desintoxicarte en el sentido de máxima sanidad. A mí me encanta ayudar a la gente y me encanta la naturaleza, voy a congeniarlo. No sé aún como lo haré, pero quiero hacerlo. Y seguir ayudando en la sincro, eso también.

¿Cómo has llegado al equipo técnico actual?

Mi retirada fue en un momento muy complicado. Hubo problemas entre todas. Ni ellas me entendían ni yo las entendía a ellas. Cuando regresé de mi viaje tuve mucha empatía en lo que ellas podían haber visto. Yo, para protegerlas no les expliqué lo que me pasaba por dentro porque no quería llenar de negatividad al grupo. Hubo falta de comunicación. Al volver me fui a Torrevieja donde estaban compitiendo y hablamos mucho con Ona, pusimos en común las realidades de cada una y dijimos: vale, somos imbéciles porque lo hubiéramos podido arreglar desde el primer momento con comunicación. Fue muy guay este reencuentro, este abrazo y ver que nos queremos un huevo. A las entrenadoras les dije que me encantaría ayudarlas y aceptaron así que aquí estamos.

¿Cobras algo?

No, no. No pedí nada. Mi recompensa era reconciliarme con el equipo.

¿Así que hubo una rotura?

Si. Hubo malos entendidos con tres del equipo, no con todas. Pero estoy contenta de que se haya arreglado porque yo siempre he sido una tía de equipo, que me desvivía por el equipo y no tenía sentido que estuviéramos así.

¿Te sientes mejor contigo misma tras cerrar esta etapa oscura?

Estoy super agradecida a la vida de que se hayan podido arreglar las cosas. Esto demuestra que cuando la gente tiene ganas de arreglar las malos rollos se arreglan.