Una pequeña maratón

8 PARTIDOS EN 28 DÍAS. Este es el horizonte inmediato que afronta el Barça. No lo parece porque entre el amistoso de la selección y la semana sin partido europeo, uno tiene la sensación que el calendario es plácido y cómodo para el equipo de Tito Vilanova, pero vienen curvas muy serias. Ocho partidos en cuatro semanas: desde hoy hasta el encuentro de Milán, cuatro días; a continuación, un ciclo corto de 3 días para recibir al Sevilla; otro igualmente corto para que llegue el Madrid en Copa; 3 días y medio para visitar el Bernabéu en Liga; luego, un ciclo largo de siete días para recibir al Depor; otro corto de 3 días con la visita del Milan al Camp Nou; y otro de cuatro días para recibir al Rayo. Calendario potente y cargado, con nada menos que cuatro ciclos de solo 3 días entre partidos, es decir, en el límite del mínimo para la recuperación fisiológica. Como ventaja, en los seis últimos partidos de este tramo esforzado solo hay un desplazamiento (a Madrid) y cinco encuentros en casa, con lo que eso significa de comodidad y calidad del descanso.

A nadie se le escapa que estas cuatro semanas son muy importantes en materia de resultados, se mire la competición que se mire, con lo que la gestión que haga el cuerpo técnico resultará decisiva. Hace ya muchos días que el equipo terminó su tradicional trabajo que le apelmaza en las primeras semanas del año y ahora mismo, salvo alguna incidencia, se presenta bien aseado y puntual a esta pequeña maratón de partidos. Elegir bien, esa es la cuestión. Elegir bien para diversificar esfuerzos, afrontar con frescura (mental más que física) los momentos calientes, limitar los riesgos de lesiones y cuadrar necesidades con desgastes, he ahí la tarea del cuerpo técnico. No se trata de una alineación puntual, ni una rotación concreta, sino de coordinar la buena política de ir partido a partido con la no menos imprescindible visión global. Incidencias al margen, el cuerpo técnico tiene ya prediseñado el plan para afrontar estos ocho partidos.