EN LA ORILLA

El juego minimiza a Busquets

Sergio Busquets y Giovani Dos Santos durante el Barça-Villarreal de la Liga 2014-15

Sergio Busquets y Giovani Dos Santos durante el Barça-Villarreal de la Liga 2014-15 / sport

MARTÍ PERARNAU

Sergio Busquets es el jugador del Barça que se encuentra más lejos de su rendimiento óptimo. Tan alejado que ya no resulta extraño pensar en él más como suplente que como titular. ¿Cuál es la razón de este descenso en el rendimiento? 

El juego colectivo del equipo. El nuevo modelo de juego perjudica rotundamente a Busquets, dado que no posee las características idóneas para ser el mediocentro de un equipo que prioriza las transiciones como hace el Barça de Luis Enrique.

El mejor Busquets, el que ganó la Champions con 20 años y el Mundial de selecciones con 21, era el eje de un equipo con dos coordenadas evidentes. La primera consistía en poner las cartas al servicio de Messi como punto final. El equipo trasladaba el balón hasta la mesa de Xavi y este repartía las cartas de tal modo que Messi tuviera siempre la última palabra. La segunda coordenada consistía en el papel de Busquets como “pared”.

Situado junto al socio que necesitaba compañía, le devolvía el balón donde mejor podía continuar la jugada. Busquets era como la pared del colegio con la que los niños fabrican sus sueños futbolísticos: siempre devolvía el balón en mejores condiciones de cómo lo recibía. 

Con el cambio radical de coordenadas, sus virtudes se han minimizado y sus defectos se han agigantado a medida que iba creciendo la superficie de terreno a defender. Basta con ver las cifras de contactos con el cuero para comprender que su papel se ha reducido a muy poco.

Ante el Villarreal tocó 44 veces el balón. Solo Claudio Bravo y Luis Suárez lo hicieron menos veces que él. Tratándose del mediocentro del Barça, el dato es abrumador. Pensemos que en la final de Wembley 2011, Busquets tocó el balón 97 veces, más del doble.

Claro que aquel día Iniesta lo hizo 127 veces y el pasado domingo se quedó en 76, otro símbolo del cambio de rol que viven los centrocampistas del Barça. En el caso de Busquets, este cambio se advierte tan radical que cuesta verle como el titular indiscutido que fue.