FUTBOLEANDO

Al final hasta van a cabrear a Messi

Igual sí acaban consiguiendo es cabrear a un Messi que comienza a tener claro que está jugando en el club equivocado

Igual sí acaban consiguiendo es cabrear a un Messi que comienza a tener claro que está jugando en el club equivocado / sport

Lluís Miguelsanz

ESTO ES UN ESPERPENTO. La afición del Barça quería aferrarse al fútbol para desterrar la indignación provocada desde los despachos. La pelota, las estrellas eran el único aliciente para ilusionar un 2015 que, siendo realistas, pintaba ya mal antes de que comenzara el partido en Anoeta. Pero este Barça vive en un esperpento contínuo que parece, incluso, que se ha contagiado hacia el banquillo. Porque la alineación de ayer ante la Real fue un suicidio en toda regla justo en una jornada en la que había pinchado el Madrid. Si Luis Enrique la quería liar, la verdad es que lo consiguió, porque la realidad superó a la ficción. Sentar a Messi y Neymar de inicio debió dejar alucinando a una Real que se benefició de la locura en que se está convirtiendo el club azulgrana.

Luis Enrique hundió ayer a un equipo que necesitaba el golpe de autoestima que hubiera supuesto superar al Madrid, aunque fuera de forma provisional. El técnico izó bandera blanca de forma asombrosa dejando a los cracks 45 minutos en el banquillo porque, supuestamente, habían alargado, con su permiso, las vacaciones navideñas. Poca gracia les debía hacer a Messi y Neymar sentarse en el frío banco de Anoeta para, luego, tener que sacar las castañas del fuego. No lo consiguieron. Pero ojo, que lo que igual sí acaban consiguiendo es cabrear a un Messi que comienza a tener claro que está jugando en el club equivocado. Eso sería el suicidio final.