La Última

#yovijugaramessi

Lluís Mascaró

Su magia pasará a la historia como las obras de arte

Cuando tenga nietos les podré explicar que yo vi jugar a Messi. Igual que mi padre le explicó a mi hija que vio al astronauta Neil Armstrong pisar la Luna. El fútbol de Messi pasará a la historia, como la pintura de Picasso, la arquitectura de Gaudí, la literatura de Shakespeare o el cine de Chaplin. Messi es un genio, único e irrepetible, y asistir a cualquiera de sus actuaciones magistrales resulta un placer inenarrable. A los periodistas se nos han acabado los adjetivos. Pero su compañero Piqué le definió muy bien: “Messi es un extraterrestre y Cristiano es el más bueno de los humanos”. Evidentemente, lo que hace Messi no es de este mundo. Sus goles emanan de un talento irrefrenable. De una ambición que le hace ser un auténtico ser superior.

Y su eficacia dispara al Barça hacia el título

En tiempos de Twitter, el hastag #yovijugaramessi ya tiene un lugar privilegiado en los Trending Topic universales. Porque cada partido de Messi acaba siendo una explosión de admiración colectiva. Leo revienta todos los récords de las estadísticas del fútbol (este año ya lleva 78 goles y está a solo 7 de 'Torpedo' Muller) y parece dispuesto a establecer registros insuperables en el futuro. Anoche volvió a demostrar que es capaz de ganar un partido el solito, con dos goles y una asistencia estratosférica a Song después de una jugada 'maradoniana'. Tres acciones de Messi que valen tres puntos y que mantienen esa abismal ventaja sobre el Madrid (que anoche no falló ante el Athletic). La eficacia de Messi dispara al Barça hacia el título de Liga.

La fragilidad defensiva sigue a pesar de Puyol

La victoria ante el Zaragoza tuvo otro nombre propio. Fue el de Puyol. El capitán blaugrana regresó al equipo tras recuperarse de su lesión y formó pareja en el centro de la defensa con Piqué. Muchos pensábamos que con esta `dupla¿ se acabaría la fragilidad defensiva del Barça. Pero no fue así. Porque esa fragilidad no reside solo en la falta de centrales (por esa posición han pasado esta temporada, además de Mascherano, Song, Adriano y Sergio Busquets), sino en una falta de concentración y en una presión ofensiva menos contundente. Son dos de las lagunas que Tito Vilanova debe resolver: el Barça marca más goles que nunca (38 en 12 jornadas, a una media de 3,1 por partido), pero también encaja demasiados (15, a 1,2 por encuentro).